A lo largo de sus 100 años de historia, Metro de Madrid ha ido cambiando su imagen, no solo en cuanto a la estética de sus paradas conforme ha ido ampliándose a lo largo y ancho de toda la metrópoli, sino también en cuanto a su imagen de marca, parte fundamental de su estrategia de comunicación.

Desde el año 1919, el logotipo inicial ha ido sufriendo una serie de cambios para adaptarse a la estética instaurada en cada momento de su historia. De esta forma ha pasado de un diseño basado en el movimiento modernista de la época, a un diseño creado a partir de formas más simples y colores llamativos que ha ido evolucionando hasta nuestros días y cuyo objetivo era el de comunicar de una manera más clara y directa para dar una mayor visibilidad a los lugares donde el Metro hacía sus paradas.

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El pasado mes de noviembre, Metro de Madrid abrió la convocatoria para someter a concurso la selección de un nuevo logotipo temporal para conmemorar el centenario de la compañía. Más de 1500 ciudadanos presentaron sus creaciones de entre las cuales, la propuesta seleccionada por el jurado fue la de Azucena Herraíz. Aunque la propuesta de Herraíz se hizo en blanco y negro para evocar la imagen de los periódicos de principios del siglo XX, su propuesta a color conserva la esencia del logo anterior, bien conocida por todos los madrileños, conservando los tonos rojo, azul y blanco y la palabra metro. Pero lo más destacable de este nuevo logotipo es que, basándose en la forma del característico rombo que enmarca la palabra Metro, ha creado un número 100 que hace un guiño a todos los años que este servicio lleva en funcionamiento. Este nuevo diseño será utilizado en todos los actos conmemorativos llevados a cabo por el Metro de Madrid a lo largo de este año.
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Una manera de comunicar más conservadora

Se trata de un ejemplo de cambio en la estrategia de comunicación a través de un rediseño de marca realizado de una forma muy conservadora de la marca inicial. En algunos casos, esto se hace de este modo para no arriesgarse a que la institución comunique unos ideales diferentes a los que tiene la marca o pase a ser poco reconocible para su público habitual como en el caso de Lufthansa. Pero a pesar de las ventajas que puede suponer para la empresa, el inconveniente surge en el diseñador pues se ve limitado a la hora de desatar su creatividad e intentar hacer una pieza innovadora.

Un ejemplo de comunicación más rompedor

En otros casos, la labor de rebranding se realiza de un modo más rompedor produciendo un gran cambio en la marca que en algunos casos resulta muy acertado por la necesidad de actualización de logotipos con estéticas ya desfasadas como en el caso de Mónico. Por otro lado, en otras ocasiones este tipo de propuestas no tienen una buena acogida por el público que habitualmente es usuario de la marca como en el caso de Gap o el de Instagram, que opinan que estos nuevos logotipos no representan la esencia de las marcas.

La clave para nosotros, los expertos en comunicación y diseño, reside en analizar detenidamente cada caso concreto y saber determinar cuales son las necesidades comunicativas de la marca para poder llevar a cabo acciones que sean más acertadas para la marca y sus usuarios.

 

Gabriel Navarro y Joan Espuny

Gabriel Navarro y Joan Espuny

Departamento creativo / Agencia comma

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