Cuando comenzamos un proyecto nuevo conversamos con las personas que forman parte del equipo. Cada uno nos cuenta el proyecto desde su perspectiva como si fuese la ‘correcta’, y en muchas ocasiones lo es, pero en muchas otras no tanto. Si continuamos hablando con otras personas involucradas empezamos a notar ciertos matices que marcan una sutil, y a veces no tan sutil, diferencia con la primera aproximación, y al final terminamos desconcertados sobre el ‘espíritu’ real que persigue el proyecto, ese mismo proyecto del que todos hablan.
No pensemos en boicots de alguno de los integrantes del equipo, ni estrategias ocultas, ni nada parecido, simplemente son las diferentes interpretaciones que todos hacemos cuando tratamos un mismo asunto.
En el ámbito profesional a estas diferencias las vamos a llamar ‘interpretaciones del territorio’; por otra parte, para trabajar adecuadamente en los territorios utilizamos ciertas herramientas, una de ellas son los mapas, que en el fondo es una interpretación de la realidad que nos ayuda a conocer y trabajar el territorio.
Por todo lo anterior podemos utilizar la famosa frase ‘el mapa no es el territorio’, que intenta hacer constancia en que cualquier aproximación a la realidad es eso, mera aproximación, una aproximación personal, única.
En el ámbito profesional y en concreto en los proyectos que hacemos en la agencia sobre esta ‘interpretación del territorio’ nos hacemos la siguiente pregunta: ¿qué impacto tiene esto es el resultado de un proyecto? Contestación: mucho.
Si es tan elevado el impacto, y como agencia que busca el éxito en los proyectos de nuestros clientes, ¿cómo lo solucionamos? Contestación: generando una experiencia que permita generar un ‘único mapa comprometido’ del territorio.
Resalto cuatro palabras:
- Experiencia: en lo referente a probar, tocar, sentir, comunicar, involucrarse.
- Único: que no existe otro, que no hay más, es eso y no otra cosa.
- Mapa: interpretación de la realidad para poder ser gestionada.
- Comprometido: que todos aceptamos la idea común que compartimos y, también y más importante, esas otras ideas que no surgen de nosotros también las asumimos como nuestras.
Frente a esto y cuando nos encontramos proyectos complejos, donde hay diferentes puntos de vista sobre el objetivo, o los matices son importantes, donde es necesario un arranque sin fisuras para alcanzar la meta, desde la agencia recomendamos dos cosas:
- Auditoría inicial para tener muy claro el punto de partida, tanto de personas, sus roles y del sistema de compañía.
- Taller/dinámicas de grupo para alcanzar entre todos ese ‘único mapa comprometido’ del proyecto, para que empecemos todos con una única interpretación y visión del éxito de lo que vamos a acometer.
Ese arranque es importante, un tiempo que no es mucho si ves el alcance del proyecto, una inversión que se rentabiliza de inmediato y que logra el mejor de los comienzos, facilitando el éxito a futuro.
Por cierto, el denominador común de los proyectos complejos donde empezamos con la auditoría y las dinámicas de grupo era que al frente del mismo estaba por un directivo valiente.
Muchas organizaciones se enfrentan a proyectos que son todo un reto, nuestra pregunta es ¿es esta tú situación?, y si es así ¿te atreves a dar el paso?