Todos estamos hablando sobre la transformación digital de las empresas, cuando decimos esto en nuestro inconsciente la palabra más llamativa es ‘digital’, esta palabra está de moda, es algo interesante, está en el día a día de las conversaciones.
Yo no quiero quitarle ni un ápice de su importancia sobre todo por la capacidad intrínseca de cualquier transformación, teniendo en cuenta que hay sectores donde la digitalización es una realidad y es necesario impulsar los cambios oportunos, especialmente en aquellas áreas con mayor impacto en la creación de empleo y riqueza.
En la próxima década, la transformación con base en la digitalización revolucionará la sociedad y la economía desde abajo. El big data permitirá́ a las empresas ser capaces de identificar nuevas oportunidades de mercado, dispondremos de herramientas más potentes y eficaces gestionadas por inteligencia artificial. En este sentido, la utilización de inteligencia artificial va a impactar en todos los negocios generando innovación y eficiencia a gran escala, mientras otras tecnologías como la realidad virtual o la realidad aumentada revolucionarán el modo de consumir contenidos.
El conocimiento y el entretenimiento tampoco serán lo mismo: las empresas de comunicación se verán obligadas a poner el foco de sus estrategias en contenidos de calidad y noticias de rigor, y a incorporar a su actividad tecnologías como inteligencia artificial, realidad virtual o big data, que permitirá́ personalizar el consumo de contenidos, y con ello un mundo de infinitas posibilidades.
Habrá, por tanto, que reenfocar el sistema formativo y los planes de estudio hacia los nuevos perfiles profesionales y nuevas habilidades que está ya exigiendo el mercado, es decir, la sociedad en su manera de consumir y relacionarse, en la era digital. Las reformas deben abarcar todos los ciclos educativos, desde la enseñanza infantil hasta la formación profesional y universitaria, y fomentar la formación continua en el ámbito laboral.
La confianza en la transformación digital también pasa por un escrupuloso tratamiento de la gran cantidad de datos que se generan, aunque la inmensa mayoría de ellos no sean datos personales sino mera información. Es necesario seguir avanzando en nuevos sistemas y herramientas de protección de datos, como el cifrado de cualquier tipo de tecnología que estemos usando; los acuerdos de confianza para potenciar la ciberseguridad en las empresas; y una confianza justificada entre industrias, gobiernos y sociedad.
La inteligencia artificial va a resultar aún más transformadora para la comunicación en los próximos cinco anos que lo que las redes sociales han supuesto en el ultimo lustro.
Las nuevas plataformas de distribución digitales, produciendo entre ambas un impacto directo en las tendencias de consumo, sobre todo en el entorno joven cuyos hábitos de uso se han adaptado rápidamente, o es incluso nativo, al entorno digital y a la visualización a pedido. Esta evolución se puede apreciar en los contenidos de ficción internacional, producto que hoy en día es casi de consumo exclusivo a través de las plataformas digitales y canales de pago con éxitos a nivel global como “Juego de Tronos” o “Stranger Things”. El contenido de no ficción, y principalmente los programas en directo y los deportes, se posicionan como elementos clave a nivel local.
Los datos y su impacto
Los datos son la herramienta más poderosa con la que jamás hemos contado en comunicación, en los años venideros entender y dominar el uso de grandes volúmenes de datos (big data) para conducir con tino una estrategia de comunicación no será una opción, sino una obligación, de ello dependerá la profundidad con la que conozcamos las necesidades, los gustos y los valores de su publico tanto si pretendemos influir sobre una gran masa de consumidores como si necesitamos enviar los mensajes correctos a cada tipo de audiencia. En los datos se encuentra la clave en la que reside la capacidad creativa, estratégica y de contenido de las compañías y las instituciones. Aplicado a la comunicación del futuro, los datos son una fuente para generar valor y hacer más viable medir el resultado de lo que hacemos.
El consumidor de contenidos tiene una mayor capacidad para elegir qué ver y cuándo verlo, siendo cada vez más selectivo y pudiendo evitar productos que no le son de interés o no le aportan nada, con ello la saturación de contenido hoy existente para el telespectador acabará evolucionando hacia un modelo de concentración en el que primarán los contenidos de mayor atractivo y calidad.
Ambos factores producen una transformación estructural que conlleva una simplificación de la logística, reduciendo intermediarios y mejorando el servicio, revirtiendo el ahorro en la inversión para la producción y compra del contenido, lo que hace intuir un futuro con dominio de unos pocos competidores capaces de abordar dichas inversiones en un mercado global y descentralizado ofreciendo ese contenido Premium que el telespectador demanda para consumir directamente.
¿Qué ocurre con la transformación digital en las agencias?
Las agencias de comunicación son, hoy, grandes creadores de contenidos que “compran” los medios necesarios para llegar a sus audiencias objetivo. Dentro de ese entorno, los empleados han de ser, cada vez más, expertos comunicadores capaces de captar la atención y confianza de sus clientes y de su audiencia siendo una autoridad en su tema hasta crear su marca y liderazgo personales siendo capaces de preparar contenidos relevantes y de calidad en todo lo relacionado con su área de experiencia. Para ello, tendrán que compartir habitualmente, artículos, blogs, posts, etc. para conseguirlo.
Permíteme que este sea un ejemplo.
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