Que nuestras vacaciones son más que merecidas (y necesarias), nadie lo pone en duda. El cuerpo y la mente necesitan un parón intensivo para resetearse y volverse a equilibrar energéticamente. El curso, en estos últimos días, se hace más intenso que en otros momentos porque parece que el sistema automático ya no responde con tanto entusiasmo. Si fuéramos un robot, nuestras baterías estarían en reserva. Lo notamos.
Y mientras que nuestro cuerpo y nuestra mente piden un parón, la comunicación no descansa. Si todo comunica, no hay lugar para los tiempos. Es siempre.
En muchas ocasiones, potenciales clientes que se acercan a comma en estas fechas y nos piden propuestas de asesoría estratégica intentan saltarse los meses de julio y agosto por considerarlos meses perdidos (y, también, de paso, ahorrárselos) y nos emplazan a comenzar a trabajar en septiembre. Y en septiembre esperan estar al 100%. ¿Te imaginas correr una maratón sin entrenar? Si en comunicación no hay tiempos, no ha lugar para tiempos perdidos.
No tires dos meses de trabajo
Consideraciones que habría que tener en cuenta antes de decidir ‘tirar’ dos meses imprescindibles de trabajo:
- Una estrategia de comunicación que empieza no se pone de 0 a 100 en un instante. La comunicación es un entrenamiento muy sofisticado. Es un proceso paulatino, delicado y preciso que requiere tiempo, dedicación y muchos ajustes finos para que la maquinaria funcione correctamente. No tener prisa en los comienzos es fundamental para que las bases estén bien construidas y consolidadas.
- A veces se nos olvida que la comunicación empieza hacia dentro. Conocer una organización antes de lanzarte a divulgar cualquier información sobre ella es fundamental. De no ser así, lo que transmitiremos no será real, o peor aún, transmitiremos desorganización y descontrol. Además, es el momento oportuno, cuando los equipos están un poco más relajados, de poder interactuar de forma óptima y no dejarlo para momentos como el arranque del curso en los que los equipos estarán a tope.
- Organizar bien los flujos de funcionamiento interno del equipo de comunicación con la organización es muy recomendable para que la maquinaria funcione correctamente a partir de ese momento. Muchas veces, los encontronazos entre los equipos internos y externos son consecuencia de un arranque en falso. El equipo tiene que estar bien organizado, con las responsabilidades bien definidas y con las tareas bien repartidas y los mecanismos de funcionamiento en perfectas condiciones.
- Los portavoces no son una circunstancia; son un pilar. Identificar, analizar, definir y formar a los principales portavoces de una organización requiere tiempo, pero, sobre todo, mucha mano izquierda. Hay un fantasma llamado ego que pulula sin control por este territorio.
- Contenidos claves. Antes de ponerse a escribir el relato de una organización, hay que haberla vivido, conocido y entendido. El equipo de comunicación debe hacerla suya y eso solo se logra con tiempo. Una vez empapados, la tareas de creación de contenidos se asemeja al trabajo artesano; lo nuestro va de oficio.
Así que, si tienes entre tus objetivos empezar a trabajar con un equipo externo de comunicación no tires por la borda dos meses de trabajo que, bien enfocados, pueden marcar la diferencia entre lo rápido y lo eficiente.
Sacar partido del verano
Por el contrario, si ya estás trabajando con un equipo de comunicación, julio y agosto son los meses de, además de seguir con el día a día (un día a día bastante agobiante para los que se quedan trabajando y no encuentran a nadie al otro lado del teléfono), aprovechar para:
- Revisar la primera mitad del año. En comma trabajamos con estrategias semestrales. Ahora es el momento de analizar lo que se ha hecho y los resultados obtenidos, de manera que se puedan hacer los ajustes necesarios para afrontar la segunda parte del año con las mejoras que sean necesarias y con el refuerzo de aquello que se haya demostrado muy eficiente.
- Planificación del segundo semestre. Del paso anterior a la planificación. Evaluación de KPIs y fijación de los nuevos objetivos. Determinación de eventos, fechas, actividades e hitos por acontecer. Es el momento de trabajar las líneas generales del plan de acción de los siguientes 6 meses.
- Actualización de contenidos. El año avanza y con él la obtención de resultados. Es el momento de actualizar dossieres de prensa, quotes, mensajes clave, boilerplates, cifras semestrales, etc. En septiembre, irás tarde.
- Ajustes de funcionamiento. Si a lo largo del año hay piezas que han estado rozando, es el momento para hacer los ajustes y los cambios que estiméis oportunos para que la maquinaria funcione sin ningún problema.
- Creatividad. El día a día muchas veces consume en exceso y queda poco lugar para la divagación. De vez en cuando es bueno parar, respirar y dejar que la imaginación rompa los férreos anclajes de la realidad. Es en esta época en la que pueden surgir ideas diferentes, creativas y, ¿por qué no?, un tanto osadas, que te hagan salir de lugares comunes y que aporten frescura, innovación y diferenciación en tus planteamientos, estrategias o campañas.
En definitiva, los meses de verano son también meses para trabajar, de otra forma y con otros enfoques, es posible, pero fructíferos. No los desperdiciemos. Aunque creas que el año es muy largo, siempre nos va a faltar tiempo para todo aquello que no es el día a día, y julio y agosto están pensados para facilitarte este espacio que, de otra manera, no tendríamos.