El esperado debate entre los aspirantes a liderar el nuevo PSOE se quedó en un tibio coloquio, con titulares que se han perdido entre Di Stéfano y Gowex.
Los equipos de comunicación de Madina, Sánchez y Pérez Tapias lo prepararon a conciencia, pero la amable tertulia de ayer nos dejó sin conclusiones.
Con un panorama tan plano, cobra más fuerza que nunca una variable muy interesante: la importancia de la imagen de los candidatos, que no es una cuestión menor ni mucho menos frívola, como se ha podido escuchar estos días en alguna tertulia radiofónica.
Como bien se sabe en comunicación política desde 1960, tras el famoso debate televisado entre Nixon y Kennedy, la imagen es determinante a la hora de inclinarse por un candidato.
En España ya tenemos recorrido en este tema. El atractivo de Adolfo Suárez y Felipe González favoreció su liderazgo, mientras que ha jugado en contra de Aznar, Rajoy y otros políticos relevantes como Rubalcaba.
La imagen de un líder o portavoz, en política y fuera de ella, puede dar la vuelta a las situaciones más insospechadas. Por poner un ejemplo cercano, todos recordamos el conflicto de los controladores aéreos, en diciembre de 2010, que llevó al cierre del espacio aéreo español. Unos días antes, y ya con el conflicto avanzado, se presentó a una reunión de trabajo un controlador, licenciado en Periodismo, que quería ser portavoz.
César Cabo conocía a fondo el problema y dominaba los argumentos, se explicaba bien, cuidaba las maneras, pero, sobre todo, era guapo. A pesar de que en ese momento la opinión pública literalmente odiaba al colectivo de los controladores, la imagen que proyectaba Cabo dio un giro a la situación, que inmediatamente se reflejó en las redes sociales (cuatro años después seguían abiertos algunos grupos) y en los medios de comunicación, que comenzaron a invitar al portavoz y a interesarse por la postura de los controladores, bajando el tono y la agresividad hacia ellos.
Casos para la anécdota hay muchos, como el protagonizado estos días por el preso más guapo del mundo, Jeremy Meeks, al que se rifan las grandes firmas y que ya cuenta con más de 200.000 fans en redes sociales como Facebook. Por su cara bonita.
Volviendo al tema, Pedro Sánchez es el guapo de la terna socialista y, aunque él mismo evite esta cuestión, es bien consciente de que la imagen juega a su favor. Veremos hasta qué punto le favorece.