“Vosotros los de comunicación, sí que vivís bien”, “no tenéis el estrés de los cierres.”, “al final escribís dos notas de prensa y os vais a casa”, “lo único que queréis es vendernos motos»… ¿Cuántas veces hemos escuchado a nuestros colegas periodistas decir frases como estas sobre nosotros, los asesores de comunicación y relaciones con los públicos?
Pero cada vez son más los periodistas que un día damos el salto al «lado oscuro»: la comunicación, y, entonces, donde dije digo, digo diego. De pronto, un día, cambiamos de bando y ponemos nuestros conocimientos al servicio de la empresa privada, organismos públicos, famosos, políticos, de forma independiente, en una agencia de comunicación, gabinete de prensa… Y entonces, vemos la cantidad de falsos estereotipos que teníamos en la cabeza sobre los profesionales de la comunicación y lo poco que nos comprendemos a veces.
A este lado de la trinchera, nos damos cuenta de que no era tan fácil como pensábamos esto de ser consultor de comunicación y que necesitamos reciclarnos y desarrollar nuevas competencias. Para esto, programas de coaching o mentoring como los que ofrece wellcomm pueden ayudarte a reciclar tus habilidades para convertirte en un gran profesional de la comunicación.
Cierto que haber sido cocinero antes que fraile hace que comprendamos mucho mejor las necesidades de los periodistas. Además, compartimos con nuestros colegas periodistas bastantes competencias, como saber escribir, valorar qué información es noticiable, asesorar a nuestros clientes para que entiendan el funcionamiento de las redacciones (por ejemplo: advertir que ¡no se puede ni debe convocar una entrevista a las 8 de la mañana!) Ayer en el blog de Ragan entrevistaban a una consultora de Nueva York sobre las ventajas y desventajas de haber sido antes periodista para trabajar como profesional de relaciones con los públicos.
Pero ahora, en este lado, se ve diferente. Descubrimos que, mira por dónde, esto de la comunicación no sólo se trataba de mandar notas de prensa; que detrás de cada acción existe un plan de acción que responde a una estrategia de comunicación muy estudiada.
Además, logras comprender que el profesional de la comunicación, al final, trabaja igualmente para ambas partes: cliente y periodistas. Nos encontramos en medio y la empatía es nuestra habilidad más importante. Por una parte, debemos asesorar a nuestros clientes- y muchas veces tenemos que enfrentarnos a ellos y educarles- y, por otra, entender las necesidades de los periodistas para poder darles respuesta- en este sentido no vendemos motos, sino que sugerimos historias que creemos pueden aportarles valor.
En este momento, de pronto lo ves: ves que cuando eras periodistas no te habría costado nada confirmar tu asistencia a una rueda de prensa, si ibas a publicar o no una determinada historia, contrastar la información con la fuerte o simplemente escuchar con educación, sin pensar que lo único que quiere el experto en comunicación es venderte una burra…
¿Crees que los periodistas entienden y valoran la labor de los profesionales de la comunicación antes de pasarse al otro lado?
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