El viernes 20 de febrero tuve la suerte de asistir, junto con mis compañeras Cristina Rubio y Agustina Barbaresi, a la inauguración de la Digital PR Academy de ADECEC. Esta primera toma de contacto me sirvió para reflexionar y sacar algunas conclusiones sobre la necesidad de tener una estrategia digital de calidad en comunicación.
Las reglas del juego han cambiado: el consumidor tiene mucha más información, produce contenidos de valor e incluso genera confianza. Ahora el consumidor influye y sabe que tiene el poder.
A día de hoy la mayoría de las crisis de reputación entran a las empresas a través de Twitter, por lo que los profesionales de la comunicación no debemos limitarnos a gestionar con periodistas. El nuevo paradigma que nos plantean los medios sociales, ‘adueñándose’ de casi todo lo que hacemos en Internet, hace necesario gestionar también con los usuarios, así como que nuestra capacidad de respuesta sea mucho más rápida.
Estamos ante una comunicación que tiende a la personalización, con el usuario como eje del proceso comunicativo. Por ello en comunicación debemos seguir liderando la reputación de las empresas, pero ya no tenemos el control total.
Ahora disponemos de toda la información al alcance de un ‘click’. Debido a ello nuestro nivel de información es más alto que nunca mientras que nuestra capacidad para asimilar tal volumen es limitada. Ante esta situación el contenido es lo que marca la diferencia, y aportar valor se convierte en algo obligatorio para comunicar eficazmente, además de en un requisito necesario para no caer en la ‘infoxicación’.
Todos queremos que nuestros contenidos sean mejores que los del ‘vecino’, y dentro de no mucho seguramente competiremos por ocupar el contenido de la muñeca del consumidor. Estamos ante ‘la guerra del contenido’ y para sobrevivir a ella tenemos que diferenciarnos de los demás:
- Aportando contenidos e informaciones de valor. Este aspecto, por obvio que parezca, es la base para la atracción de nuestro público objetivo, para generar en él confianza, para demostrar que somos expertos en la materia y para crear un vínculo directo con él. Antes se daba información, ahora se aporta valor.
- Emocionando. Que el contenido aporte valor es algo necesario, es la base. Pero para diferenciarnos de los demás también podemos generar contenidos que diviertan y, sobre todo, que emocionen.
- Empatizando. Si además de aportar valor el contenido es cercano, será más fácil transmitir la verdadera esencia de nuestro mensaje. Siendo transparentes y auténticos es más fácil llegar a nuestro público objetivo. La empatía lo es todo, también en comunicación.
- La forma también cuenta. Ahora la imagen, el vídeo y, como no, las infografías, son protagonistas. El contenido visual ofrece tan buenos resultados debido a que en torno al 90% de la información transmitida en el cerebro humano es visual. Las cosas nos entran por los ojos y la comunicación no es una excepción.
Al hilo de esta nueva forma de entender la comunicación a la que nos obligan los medios sociales, Andrés del Toro, primer ponente de la Digital PR Academy e Investigador y Docente especializado en Comunicación y Medios Sociales, planteó la pregunta de “¿Qué es mejor, salir en la portada de El País o estar en la primera página de Google?”Claro está que lo ideal es salir en ambas, pero en el supuesto de que te hicieran escoger, ¿qué harías? La respuesta a esta pregunta no sería igual para todas las empresas. Seguramente la mayoría de ellas preferirían salir en la portada de El País. Sin embargo, si el mensaje que queremos transmitir no está en la primera página de Google difícilmente alcanzará una cuarta parte de la difusión pretendida.
Seguir el ritmo que nos marcan los medios sociales es sin duda uno de los grandes retos en comunicación para este año. En cuanto hemos empezado a dominar una tendencia, aparece otra y con ella un nuevo proceso de aprendizaje. Pero antes de lanzarnos a estas nuevas tendencias que nos ofrecen los medios sociales, debemos hacer por entender las reglas del juego del ecosistema digital. Eso sí, siempre con sentido común y siendo coherentes, como explicaba Silvia Albert en su último post.
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