La forma en que ahora se leen las noticias tiene poco que ver con cómo se hacía hace una década. Eso se debe, fundamentalmente, a la ingente cantidad de información disponible y de fuentes de información que tenemos a nuestro alcance, y con la forma tan distinta en que los acontecimientos llegan a nosotros.
Twitter es el rey de ese universo trepidante que son las redes sociales como fuente de información, y es el gran escaparate que da visibilidad a todos los que quieren estar, sin cortapisas, casi sin controles. A finales de 2013, la red social contaba con más de 250 millones de usuarios activos en el mundo, aportando opiniones, contando historias, mostrando sentimientos y presentando productos.
La relación entre Twitter y periodismo se ha hecho muy estrecha y ahora la mayoría de los medios de comunicación se aprovecha de esa red social para incrementar la visibilidad y el impacto de sus informaciones. Los periodistas, la mayoría de ellos, han entrado de lleno en este canal aprovechando las ventajas que les aporta; inmediatez, agilidad de titulares, diversidad de temas, búsqueda de tendencias…
BBCNews explica en un informe especial cómo Twitter ha cambiado el mundo de las comunicaciones, y de paso el periodismo, y también cómo buena parte de las noticias de primer alcance o más impactantes parten a menudo de un tuit, Sin embargo, señala el informe, el reto para los periodistas está en cerciorarse de que lo que se tuiteó es cierto, o tiene algún viso de credibilidad, para seguir desde ahí indagando e investigando.
En la empresa, y también en la empresa periodística, Twitter se utiliza como herramienta de mercadotecnia informativa, que multiplica las visitas a las noticias de la web de ese medio y que le sirve para reforzar su marca. Esto está muy bien, es muy útil para los medios de comunicación como empresas que son y es muy legítimo, pero eso, lo que sale de ahí, tampoco es un producto periodístico. Ni siquiera, creo yo, sería periodismo el resultado de lo que hacen algunos redactores de medios de comunicación, que “empujados” desde sus respectivas direcciones a tener una presencia activa en esa red, se limitan a tuitear desde las ruedas de prensa o desde los desayunos de trabajo, como si se tratara de urgentes o flashes de agencias de noticias. Muchos de ellos, la mayoría, lo aceptan de buen grado y participan creando debate e interactuando, pero también conocemos todos a periodistas que se quejan de las banalidades de Twitter, de su poder de autobombo, y que no aceptan del todo que se les obligue a “perder” una parte importante de su valiosísimo tiempo en alimentar un perfil que, aunque sea personal, no debe estar en contraposición con la línea editorial del medio para el que trabaja.
No pretendo dar respuesta a las preguntas que grandes expertos en Twitter y redes sociales aún no han podido ofrecer sobre la relación Twitter y periodismo, pero hay varias cosas que para mí son muy claras y que las resumo en estos cuatro puntos:
- Twitter es una herramienta fundamental para un periodista, sea cual sea el medio en el que trabaje y los temas sobre los que trate.
- Igual que la búsqueda en Google es algo prácticamente natural y un movimiento casi reflejo para todos, también debería serlo la búsqueda en Twitter. Todo lo que se publica en Google no es cierto, y tampoco lo es cada tuit que leemos en Twitter, así que mejor no tomarlo como verdades absolutas. Pero ahí es, precisamente, donde debe entrar el trabajo de criba, investigación y análisis propio de un periodista.
- La capacidad de sintetizar y ser conciso son características esenciales de la profesión periodística; por eso, escribir en Twitter sobre los temas en los que uno trabaja es beneficioso; es como hacer gimnasia, “practicar ejercicio con las palabras”.
- El periodista de un medio debe ser libre de decidir si quiere tener presencia profesional en Twitter o no. En mi opinión, es contraproducente “invitar” a participar en la red si uno no quiere, y aún peor si hay profesionales que no comulgan del todo con el ideario de la compañía, o consideran que estar ahí es una pérdida de tiempo que les aporta poco o nada.
Twitter puede ayudar al periodista a mejorar como periodista, a contactar con fuentes que de otra forma le puede resultar imposible, a buscar pistas y a investigar. El profesional puede conciliar las redes sociales y los medios digitales para contar su historia, para contrastar opiniones, pero debe saber diferenciar lo que es irrelevante de lo que es esencial. Los desafíos éticos del periodista en Twitter son los mismos de siempre, pero ahora más intensificados.
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