Toda acción humana se desarrolla a través de la comunicación, y las empresas, a medida que han ido evolucionando y han ampliado sus servicios, parece que han ido entendiendo que la comunicación es un elemento inherente a ellas, igual que al ser humano, siendo imprescindible para su propio crecimiento.
El simple hecho de ser empresa ya comunica y de la comunicación depende, en muchos casos, la propia supervivencia de muchas de ellas. Valores, credibilidad, imagen de marca y reputación son aspectos clave que están en juego cada día y que es imposible gestionar como es debido sin una buena estrategia de comunicación detrás.
A pesar de ello, y por raro que parezca, siguen existiendo compañías que aún no están concienciadas de por qué la comunicación es importante y está directamente relacionada con la posibilidad de hacer crecer su negocio. En este sentido, aquellas organizaciones que cuenten con una estrategia de comunicación bien definida y unos objetivos de comunicación alineados con los de negocio, siempre estarán por delante de las que no.
Cierto es que una buena estrategia de comunicación no garantiza la obtención de un éxito inmediato (los resultados no llegan a corto plazo), pero su ausencia sí es un obstáculo importante. La estrategia de comunicación debe ser coherente y, por tanto, las acciones y mensajes que definamos para PR y relaciones con medios deben estar alineadas con los contenidos que publicamos en redes sociales y con nuestras campañas de marketing online.
‘La buena comunicación’
La buena comunicación podría definirse como aquella que se caracteriza por practicar la escucha activa. Lo principal en comunicación no siempre es lo que queremos decir, sino la capacidad de conseguir que nuestro público objetivo reciba el mensaje que queremos transmitir y, sobre todo, que lo entienda. Por eso diría que la buena comunicación comienza escuchando.
La capacidad de comunicar bien y saber transmitir nuestros mensajes de forma clara y coherente no debe hacerse solo de puertas para fuera. Es importante que también lo hagamos de puertas para adentro y que los propios empleados se sientan identificados con los valores del sitio donde trabajan y crean en lo que hacen.
Hace tiempo Silvia Albert nos daba en este mismo blog 5 claves para implementar (definitivamente) la comunicación en las organizaciones y como ella decía, “el receptor más activo, más prescriptor, con más autoridad, es el que está sentado a tu lado, en el despacho contiguo, en la planta de fabricación o en el teléfono de atención al cliente. No intentemos enamorar al vecino del quinto si no hemos sido capaces de enamorar a los miembros de nuestra propia familia, quienes hasta ahora sentían que siempre el mejor es el que está fuera. Ahora lo llaman Ingagement y nos insiste en la importancia de la escucha en las organizaciones”.
Ten paciencia para ver resultados
Otro aspecto importante es el de tener presente que los resultados se ven a medio/largo plazo. La elaboración y ejecución de un plan de acción en comunicación no es tarea de un día, de dos, ni de un mes; y tampoco sirve de nada si no se sigue comunicando de forma continuada a lo largo del tiempo.
Un buen plan de comunicación debe incluir objetivos realistas, coherentes y medibles. Además, como apuntaba Laura Seoane en este mismo blog, donde nos dio cinco claves para diseñar un plan de comunicación (recomiendo encarecidamente que leáis su post), es importante tener siempre presente que nuestro PR Plan es un documento vivo, que deberá ir adaptándose a la actividad desarrollada durante el año, así como a aquellas novedades, imprevistos o cambios que se vayan sucediendo.
Todo esto forma parte del encanto de la comunicación, que también está en pequeños detalles como cuánto puede llegar a comunicar el simple hecho de guardar silencio. Y es que no debemos olvidar que todo comunica… No solo lo que decimos o no decimos, sino también lo que hacemos; y lo que no hacemos…