Adiós a un intenso 2023

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Me empieza a flojear la memoria, puede ser. Pero si tuviera que decir qué año de estos casi 25 como empresaria de la comunicación ha sido más ¿intenso?, diría – sin ninguna duda- que 2023.

A las puertas de los últimos estertores del año, sí, lo confirmo: 2023 ha sido un año intensito, intensito.

La amenaza constante de una profunda crisis, cuando no de una recesión, entre los más pesimistas nos ha perseguido durante todos y cada uno de los 365 días. Nos lo recordaba periódicamente un goteo de subidas de tipos en un intento desesperado de frenar la inflación. Las guerras más cercanas, la de Ucrania y la de Israel-Hamas, no han venido a ayudar. El mensaje es claro: estamos vivos, pero no nos confiemos ni un poquito. Mañana todo puede ser diferente.

El mundo ha seguido girando, pero con muchas más angustias. Nos estamos protegiendo de las noticias (malas, mayoritariamente) porque ya no nos caben más, y algo me dice que se nos está haciendo bola.

Lo que viene – esa IA salvajemente desbocada- nos perturba aún más si cabe mientras el marco regulatorio  anda entre regular la tecnología o sus usos. Mientras, nos hemos puesto en estado de alarma. Por si acaso. Sufrimos mucho por lo que, quizás, nunca suceda.

Barriendo para nuestro sector, quizás, lo que más me ha llamado la atención de estos meses ha sido, tras mi breve y poco fructífera experiencia como presidenta en funciones de la Asociación de Consultoras de Comunicación (ADC), el denostado contenido que los profesionales del sector damos a la palabra comunicación, como si estuviéramos hablando del mismísimo anticristo. Primero fue la palabra ‘agencia’; ahora le toca a ‘comunicación’. Reivindico la belleza y el poder de ambas. No puede ser que sigamos siendo nuestro peor enemigo. Mientras tanto, los análogos conquistan nuestro espacio aprovechando que andamos paralizados por un miedo alimentado por nuestra falta de coraje. “Falta valentía en el sector y entre los profesionales”, decía Antonio López en nuestro Elefante verde.

Me está saliendo un post poco positivo, me temo. Recordad que he dicho que ha sido un año intenso y quizás me pese un poco de más el cansancio. Pero no olvido que estamos vivos. Como dice Pablo Mairal, “si no puedes con la vida, probá con la vidita” Gracias, Belén Torregrosa por traerlo a mi relato.

Y en esta vidita, nos vuelven a brotar – como muchos otros años- la intensa necesidad de seguir adelante.  2024 es un año nuevo, uno más, como tantos otros; para unos, será un año importante. Reforzarán su posición o se lanzarán al vertiginoso mundo del emprendimiento; tendrán fe en la condición humana, en el juego limpio y muchos estarán un poquito más cerca de su sueño; otros, lo tendrán más complicado, porque salieron malas cartas en el reparto, porque no las supieron jugar o porque, simplemente, no estaban dónde tenían que estar en el momento en el que tenían que estar. Pero esto pasa cada año. Es la propia vida.

¿Qué tendrá – entonces- de especial el año que nace? Me inclino a pensar que, en el fascinante mundo de la comunicación, tenemos dos retos y dos oportunidades por delante, y ninguno de ellos tan de sentido común – pero por ello no menos importantes – que nos puede dejar noqueados. Andemos con atención.

Los principales retos para 2024

1. Hacer de la IA un aliado y no el enemigo.

La inteligencia artificial ha sido la palabra del año 2023. Por algo será. Sabemos y no sabemos de qué estamos hablando.

Hay quienes ya la han incorporado sin traumas en parte de su día a día – buscando entenderla poco a poco- y quienes se resisten en el absoluto convencimiento de que no está a la altura y que, de inteligente, no tiene nada. No nos equivoquemos: estamos viendo solo la punta del iceberg. La IA está en nuestras vidas desde hace décadas y ahora se ha hecho más patente a través de la inteligencia generativa. Pero hay muchas y de muy diversos usos y, queramos o no queramos, tendremos que aprender a convivir con ella.

Pero, ¿qué opina la IA de la IA?

La inteligencia artificial (IA) ofrece una serie de contribuciones significativas al sector de la comunicación. Aquí hay algunas formas en que la IA está impactando y mejorando este sector:

  • Análisis de datos y sentimientos: la IA puede analizar grandes cantidades de datos de redes sociales, comentarios en línea, y otros canales de comunicación para comprender los sentimientos del público. Esto permite a las organizaciones ajustar sus estrategias de comunicación según las tendencias y opiniones actuales.
  • Chatbots y asistentes virtuales: los chatbots basados en IA y los asistentes virtuales permiten una comunicación más eficiente y rápida en plataformas digitales. Pueden responder preguntas frecuentes, ayudar en la navegación de sitios web y proporcionar información en tiempo real, mejorando la experiencia del usuario.
  • Personalización de contenidos: la IA facilita la personalización de contenidos para audiencias específicas. A través del análisis de datos, las empresas pueden adaptar sus mensajes según las preferencias individuales de los usuarios, aumentando la relevancia y la efectividad de la comunicación.
  • – Traducción automática: los sistemas de traducción automática basados en IA facilitan la comunicación entre personas que hablan diferentes idiomas. Esto es esencial para empresas y organizaciones que operan a nivel global.
  • Reconocimiento de voz y transcripción: la IA ha mejorado significativamente la precisión del reconocimiento de voz y la transcripción de conversaciones. Esto es útil en la creación de contenido multimedia, como podcasts y videos, así como en la accesibilidad para personas con discapacidades auditivas.
  • Generación de Contenidos: algoritmos de generación de lenguaje natural permiten la creación automática de contenido escrito. Esto puede ser útil para redacción de informes, noticias automáticas y otros tipos de contenido que no requieren creatividad específica.
  • Segmentación de audiencia: la IA puede identificar patrones y segmentar audiencias de manera más precisa. Esto ayuda a las empresas a dirigir mensajes específicos a grupos demográficos particulares, mejorando la eficacia de las campañas de comunicación.
  • Análisis predictivo: utilizando técnicas de aprendizaje automático, la IA puede prever tendencias y comportamientos futuros basándose en datos históricos. Esto ayuda a las organizaciones a anticipar cambios en la opinión pública y ajustar sus estrategias de comunicación en consecuencia.
  • Automatización del marketing: la IA puede automatizar tareas repetitivas en el marketing, como el envío de correos electrónicos personalizados, la segmentación de audiencia y la optimización de campañas publicitarias.

En resumen, la inteligencia artificial está transformando la manera en que se planifica, ejecuta y evalúa la comunicación en diversos sectores. Desde la automatización de tareas hasta la mejora de la personalización y la comprensión de datos, la IA ofrece herramientas poderosas para optimizar las estrategias de comunicación y mejorar la interacción con el público.

Claro, ¿qué va a decir una de sí misma? De todo esto y sobre todo esto se podría hablar, pero lo que está claro es que IA ha venido para quedarse y que hay que sacarle el máximo partido para hacer que nuestra aportación sea realmente de valor, diferencial y creativa, marcando así la diferencia que nos hará más fuertes y mucho más eficientes.

 2. Aprender a decir no.

Este año, en comma, hemos ejercido dos poderes maravillosos. Uno, decir basta, hasta aquí, cuando ciertos y renombrados empresarios y empresas se embarcan en el exigente mundo de la comunicación y descubren que éste va de disciplina, veracidad y autenticidad. Es entonces cuando quieren cambiar las reglas del juego y no se les debe permitir. Bajarse de un barco en plena travesía, duele, pero es recomendable y saludable. Otro, saber decir no a tiempo. Las fronteras entre la comunicación, el marketing y la publicidad parecen cada vez más desdibujadas y, aunque estamos destinados a entendernos y a trabajar juntos, zapatero a tus zapatos. Aportemos el valor que nuestro conocimiento y trayectoria avala, aceptando que no sabemos ni podemos hacerlo todo. Garanticemos la mejor de las asesorías haciendo lo que sabemos y rodeándonos de aquellos que nos hacen mejores con su conocimiento experto.

Las principales oportunidades para 2024

1. La unión hace la fuerza.

Al hilo de lo anterior, y solo uniendo fuerzas y energías vamos a poder seguir avanzando. El mundo de los llaneros solitarios está lleno de “La mejor agencia de comunicación” pero vacía de empresas conscientes. Si nos va bien únicamente a nosotros, posiblemente tendremos grandes laureles pero por poco tiempo. Si nos va bien a todos, llegaremos más lejos y, sobre todo, tendremos el reconocimiento que nuestro oficio merece definitivamente y para siempre.

Y con unión no me refiero únicamente a la urgente necesidad de que el sector de la comunicación y las relaciones públicas reme en una misma dirección, de poner límites a las marcas que abusan con presupuestos irrisorios, de exigir un nivel de competencias profesionales decente, de jugar en la liga de transparencia entre iguales…; me refiero, también, a la necesidad de trabajar conjuntamente con los generadores de contenidos del tipo que sea, con los medios de comunicación y sus profesionales, con las empresas de inteligencia de medios y la urgente decisión de parar las maniobras abusivas de anquilosadas entidades de gestión – más propias del novecento que de la era del blockchain-…, de proteger la propiedad intelectual de todos y no la de unos pocos.

2. Encontrar nuestros propios índices de evaluación.

No se si es muy insensato por mi parte decir que la comunicación no va de Excell, o no solamente. Que el marketing utilice unos criterios de evaluación determinados no debe obligarnos a mimetizarnos con ellos, más aún si tenemos en cuenta que no estamos midiendo lo mismo. La reputación es medible, ¡claro que es medible!, pero no con los mismos parámetros e indicadores que la de otras áreas. Reivindiquemos nuestro espacio de evaluación y nuestras métricas; tengamos en cuenta que hablamos de reputación y de sentimiento (como decía nuestra amiga la inteligente) y pongamos en valor un trabajo que, unido a todo lo anterior, tiene más de corazón que de cabeza.

En definitiva, estamos hablando del auge de la comunicación consciente. De poner alma a lo que hacemos y de salvaguardar la esencia de un oficio que, lejos de desaparecer, tiene la capacidad de adaptarse sin necesidad de perder su esencia.

Decimos adiós a un año intenso, pero retador, no me olvido. Digamos hola a 2024 que, como otros años en sus inicios, se muestra tremendamente atractivo. Aprovechémoslo porque comunicar es poder.

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