¿Para qué sirve leer?

Imagen de Gonzalo Laburu

Leer sirve para escribir mejor y comunicar mejor. Saber cómo se expresaron los que de verdad supieron hacerlo en su día nos ayuda a desarrollar nuestro estilo propio. Nos ayuda a ser capaces de encandilar a la gente y que sean capaces de leerse un tostón de muchas páginas sin casi soltarlo. O que el público general pueda leerse un artículo de folio y medio, que el listón está muy bajo.

Leer sirbe para no cometer herrores de ortografía. Porque el que lee es menos propenso a liarla en el noble arte de poner cada letra donde toca. Además, no ay mayor marca de ignorancia que la insistencia obscena y hobsesa en no escribir bien y en ni querer acerlo. Pero tener buena ortografía también ayuda a expresarse mejor y a expresarse más, porque el que conscientemente comete errores de ortografía encuentra juegos de palabras que los que no leen desconocen. No es lo mismo un error ortográfico que un orror ortográfico.  Además, el que escribe mal a drede también es dueño de la ironía porque puede escribir párrafos como éste criticando aquello de lo que él mismo peca. Que guión es sin tilde.

Leer sirve para que la vida no sea tan aburrida. Es lo que el romero y el tomillo al arroz con pollo. El que lee es capaz de expresarse con mayor opulencia. Porque no es lo mismo decir que te duele la cabeza (como lo diría cualquier mortal) a que “sobre mi frente, truenan los tambores de un tormento sin forma, y cada pensamiento es una flecha que vibra entre sien y sien”. Porque el que dice lo primero pasa por la vida sin pena ni gloria y el segundo lo hará con pena y gloria. Y tampoco es lo mismo decir que algo no te importa a que “mucho ruido me haces, amigo, mas tu asunto me da menos cuidado que la sombra que persigue al viento”. Lo primero es vulgar y vulnerable al paso del tiempo, lo segundo te asegura un sitio, al menos, en el olimpo de la peculiaridad.

Leer sirve para viajar por ahí, a los mundos de Gulliver, a Macondo o a Jándula sin tener que cogerte un avión barato un viernes a las 6 de la mañana y alojarte en un apartamento entregado a la especulación donde esperas a que te llegue la hora del free tour para conocer los rincones más recónditos sólo conocidos por los millones de turistas que visitan cada capital europea. Los libros nos llevan a otros mundos, a otros lugares en los que podemos reflexionar sobre nuestra propia vida y aprender otros puntos de vista que luego podemos aplicar a nuestras vivencias reales cuando cerramos el libro. Conocí en su día a un psiquiatra que me recordaba al gitano Melquíades de Cien Años de Soledad. Hizo un paralelismo entre el cerebro y una mansión y dijo que por cada libro que leemos se nos abre una habitación nueva. Pero claro, aunque mole mucho tener una casa muy grande y con muchas estancias, a más habitaciones más sitios que mantener y más posibilidades de que te entren a robar. Así que igual no vendría mal en las portadas de los libros poner un anuncio como el de los tabacos. Algo que diga “Leer perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor”, pero sería algo muy intensito la verdad, le haría flaco favor a la lectura y perpetuaría el estereotipo de que los lectores son unos plastas. Insisto: estereotipo, no se vaya a pensar alguno de ustedes que lo pienso de verdad lo de que somos unos plastas.

Así que leer es como las navajas suizas con cuchillo, cuchara y destornillador que ni corta, ni sirve para comer ni desatornilla, o como los geles de ducha Adidas 3 en 1 que nos compramos los hombres que son gel, champú y pasta de dientes y no limpian ni el pelo, ni el cuerpo, ni la boca. Hacen de todo, pero no sirven para nada. Eso es, leer no sirve para nada.

Últimos posts

Categorías

Etiquetas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

comunicacion
Resumen de privacidad

En agenciacomma.com utilizamos cookies para ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se guarda en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudarnos a comprender qué contenidos de la web encuentras más interesantes y útiles.

Las cookies en ningún caso guardan información personal que te identifique ni pueden dañar tu equipo.

Si tienes alguna duda, puedes informarte en detalle sobre la Política de cookies de agenciacomma.com