La, no siempre fácil, selección de una agencia de comunicación

Picture of Silvia Albert

Aprovechar el comienzo de curso para hablar del panorama, siempre curioso, del sector de la comunicación en nuestro país, es bastante oportuno, aunque sea, tal vez, poco original.

No quisiera pecar de pesadez, pero creo que es un buen momento para recordar, ya lo hicimos en otras ocasiones a lo largo de los más de 13 años de este diario de comunicación que es el blog de comma, las razones por las que hay que cuidar un poco más la selección de tu agencia de comunicación.

El manual de buenas prácticas de ADC y DIRCOM deja muy claro los principios fundamentales al respecto, pero creo que, en esta ocasión, sería interesante profundizar en otros aspectos que, tal vez, hemos dejado de lado en otras aproximaciones.

Me voy a atrever a hacer una relación de lo que considero se debe tener en cuenta para no fallar en nuestra selección de una agencia de comunicación.

  1. Una agencia de comunicación no es una ONG. Su trabajo debe ser reconocido y remunerado en su justa medida. Si recibes una oferta que no pide cobrar lo justo, es que su trabajo no vale. Por lo tanto, sé inteligente y huye de los que tiran los precios con el único objetivo de sumarte a su lista de clientes en su página web. El largo plazo va a ser siempre ruinoso. Y, por cierto, hay que empezar a pensar en que también hay que remunerar los concursos de comunicación corporativa. Se está tardando.
  2. No dejes en manos de los que no saben de comunicación la decisión final de la selección. Estoy hablando de autoridad. Si no la tienes, no hagas la selección tú. Que se encargue la mano derecha del que toma la decisión, que generalmente presume de tener fantásticos contactos que les recomiendan siempre lo mejor (o no, pero da igual). No merece la pena gastar energía.
  3. Una agencia viene para quitarte trabajo no para dártelo. Si detectas que te va a obligar a estar detrás de ella siempre, aléjate. La proactividad es inherente a la función de una consultora de verdad. Pero si es cierto que, hasta que no la veas en acción, el papel lo aguanta todo. Fíate también de tu instinto.
  4. Huye de las que hablan, hablan y hablan de sí mismas. Solo tenemos una boca, pero, en cambio, dos orejas. Por algo será. Fíjate mucho en su capacidad de escucha, es directamente proporcional a la atención que te van a prestar en el día a día.
  5. Pon el presupuesto por delante. No creas que, por no decir con qué presupuesto cuentas, te vas a ahorrar un dinerillo. ¡Error! Es como ir al mercado sin saber qué quieres comprar. ¿Comprarías percebes por 10€/K? ¿Y judías verdes a 90€/K? Pon todo en su justo valor. Lo mejor es decir de qué presupuesto estás hablando y pedir que te sugieran qué hacer con él. La creatividad es mucho más sincera y la compra va a ser redonda.
  6. En comma creemos que en las presentaciones tienen que asistir únicamente el equipo que va a estar implicado en la cuenta. Me parece fundamental para alejar la tentación del uso fraudulento de los ejércitos de becarios. Nuevamente, el papel lo aguanta todo.
  7. El tamaño sí importa. Decide si necesitas una socia, una aliada, una experta, una del montón, una que te trate como del montón, una abultada de becarios, una con trayectoria, una con experiencia, una baratita, una creativa, una rápida, una que cubra el expediente, una que tenga mucho nombre y te salve de sus fallos… Según estos criterios verás si te conviene más incluirte en la lista de los afortunados de trabajar con x o si prefieres que te traten con máxima profesionalidad y mimo, aunque con menos focos.
  8. Los tiempos, ¡oh, los tiempos! Ya he hablado de esto en varias ocasiones, pero es realmente un infierno. Concursos que convocan a 10 agencias, que se alargan meses, que no se responden, que marean, que desaparecen. Insisto: convoco, analizo y selecciono. Un concurso no puede durar más de un mes. Al grano.
  9. A no ser que sea un proyecto de creatividad, la comunicación corporativa no conoce de magias. Es lo que es. Es como querer hacer la declaración de la renta con florituras. Ten muy en cuenta qué es exactamente lo que necesitas y no te hagas trampas.
  10. No por último menos importante: sé sincera/o, descubre tus cartas. Si tienes limitaciones, impedimentos, marrones, complicaciones, mandatos, infiltrados… Si tienes que hacer un simulacro de concurso, si no tienes capacidad de decidir, si te han colado una recomendada, si no te han dado presupuesto suficiente, si… ¡Cuéntanoslo! Seguro, seguro que encontramos una solución juntos/as. Y si no, nos estás dando la oportunidad de decirte que no, que es todo un lujo.

 

Al final, no es tan complicado. Todo tiene que ver con el sentido común, el respeto y la profesionalidad. Hace falta, y cada vez más, un poco de autocrítica porque la vida no conoce de puestos fijos; lo mismo, dentro de un tiempo, ninguno/a de los/as dos estamos en el mismo sitio.

Últimos posts

Categorías

Etiquetas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

comunicacion