Cómo adaptarse en comunicación a las nuevas corrientes periodísticas.
De la profundidad atemporal de la noticia a la producción de información inmediata y caduca en días o incluso horas. Así podría describirse el tránsito que ha sufrido el periodismo. Y si no, que se lo pregunten a los periodistas que hayan visto recientemente la oscarizada Spotlight, que narra el trabajo desarrollado por un equipo de reporteros de investigación del Boston Globe, que tras un arduo trabajo de meses permitió destapar los escándalos de abusos sexuales a niños por sacerdotes y miembros de la Iglesia católica.
Spotlight es una película que recrea la intensidad del periodismo de ayer, cuando según un artículo del diario El Mundo, “los medios vivían aún inmersos en un sueño de audiencias e ingresos que pocos años después saltaría por los aires”.
Mucho han cambiado las redacciones de los periódicos donde ahora la noticia es “para ya”. El mundo corre a gran velocidad, las noticias se suceden de manera vertiginosa; ya apenas hay tiempo ni medios para los reportajes de profunda y concienzuda investigación salvo contados y meritorios ejemplos. El periodismo no se ha visto inmune a la revolución tecnológica del siglo XXI. Ahora prima la inmediatez y la comunicación en tiempo real 2.0.
Con esta perspectiva, nuestro papel dentro del sector de la comunicación es adaptarnos a esa rapidez perecedera. La actualidad marca la agenda del periodista y nuestro rol es nutrirles de contenido de calidad. Eso incluye ofrecerles información de absoluta actualidad o proporcionarles buenos portavoces expertos en la industria sobre la que quieren escribir, siendo fieles por una parte al rigor periodístico y por otra, a la comunicación de nuestro cliente.
Para apoyar este cambio, los medios impresos están desarrollando nuevas herramientas que complazcan al lector actual, un usuario que accede a la información en cualquier parte y en cualquier momento y que más allá de comprar un ejemplar en papel, accede al medio a través de la web, mediante su teléfono móvil o desde sus perfiles de redes sociales. Este cambio también está motivado por la revolución de la llamada “Generación Z”, que incluyen a los nacidos entre 1997 hasta 2010. Los primeros ya tienen casi 20 años y dentro de poco serán el 10% de la fuerza laboral en el mundo. Como “nativos digitales”, su punto de referencia a la hora de elegir un canal informativo gira más entorno a lo tecnológico.
Precisamente a esa evolución del usuario hacía referencia Antonio Caño, el director de El País, en su carta abierta a la redacción de su periódico para explicar la inminente transformación del diario en un medio esencialmente digital. Caño busca realizar en el periódico “unas obras que faciliten el tránsito del trabajo de ayer al de mañana e implementar modernas herramientas de comunicación que puedan atender con rapidez y calidad las demandas de información transparente de una sociedad cada vez más exigente”. Por otra parte, el último Estudio Sobre la Profesión Periodística, refleja el vértigo a ese cambio por parte de los profesionales del sector, donde la integración online y la adaptación a las nuevas tecnologías es hoy por hoy la principal preocupación de los periodistas, al menos en un 26% de los encuestados.
Los grandes medios tienen esa evolución muy presente en los nuevos formatos informativos que están empezando a implementar. Otro ejemplo de ello: The Washington Post, que también ha apostado por el formato vídeo-informativo. Y es que como mencionaba mi compañero Carlos en su último post, “las nuevas tendencias son las que mandan, y para evolucionar será necesario que el periodismo pierda de una vez por todas el miedo a separarse del papel”.