especializarse en comunicación

¿Merece la pena especializarse en comunicación?

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¿Te consideras un especialista en tu trabajo? ¿Tu dedicación a una determinada labor te define como persona? ¿Te gusta tanto una disciplina como para dedicarle todo tu esfuerzo? ¿Te consideras un experto a la hora de abordar los retos de la comunicación y/o marketing?

Si es así, felicidades. Probablemente disfrutes de tu trabajo, tengas una posición socioeconómica cómoda y veas recompensados todos los años que te ha llevado alcanzar un conocimiento profundo en tu ámbito laboral. O puede que no.

Personalmente, nunca le he encontrado el atractivo a la especialización. Cada año, cada semana, cada día, aprendes cosas nuevas, cosas que antes no comprendías y que cambian tu forma de pensar y de ver el mundo. Esa sensación me ha impedido centrar toda mi atención en una única tarea o disciplina.

Antes de continuar, me gustaría recalcar que, debido al corte abstracto de esta temática, las afirmaciones volcadas en este post son totalmente subjetivas. No obstante, intentaré abordar de la forma más aséptica posible los diferentes enfoques para tratar de definir qué perfil resulta más interesante para desarrollar una carrera con éxito en el ámbito de la comunicación.

Especialista VS generalista

La Real Academia Española define especialista como: “El que cultiva, practica o domina una determinada disciplina, materia o actividad.”.  Metafóricamente, podemos pensar en la Torre Eiffel como una representación arquitectónica de los perfiles especialistas: se asienta sobre una base ancha, para poco a poco, crecer verticalmente hasta su ápice.

Por otra parte, tenemos los también conocidos perfiles generalistas, o como la RAE los define, “Dicho de una persona que en su profesión domina un amplio campo de conocimientos”. Siguiendo con las metáforas, podemos concebir este tipo de perfiles como una muralla, que no alcanza grandes altitudes, pero se extiende a lo largo de kilómetros.

¿Es realmente mejor un enfoque especialista que uno generalista? Lo cierto es que no y aquí ya entramos en el terreno pantanoso de los casos particulares de cada individuo. Para mí, especialistas y generalista son realmente lo mismo. Mientras que un perfil se enfoca en resolver un problema desde el conocimiento extensivo en una materia, el otro aborda la situación desde la amplitud que otorga ser conocedor de múltiples disciplinas. Determinar cuál resultará más efectivo a la hora de resolver el problema dependerá, por completo, de la naturaleza de este.

Entonces, ¿por qué los especialistas reciben un mayor reconocimiento? El sistema educativo actual se enfoca desde edades muy tempranas en la especialización. Si bien se parte de una base de conocimientos generales, cada año, los alumnos progresan hacia una línea de enseñanza más acorde con sus gustos y habilidades.

El tipo de problemas que puede resolver un especialista nos otorga herramientas como especie, como organización y como individuos, y de ahí, que socialmente, tendamos a otorgar un mayor reconocimiento a este enfoque. Este enfoque nos permite escalar más rápidamente en el ámbito laboral, puesto que, con la especialización, seremos capaces de afrontar tareas más complejas en nuestra actividad.

No obstante, el perfil generalista, se nutre de estas herramientas, y sin ser un experto en ellas, extrae aquello que resulta de más utilidad y lo combina para alcanzar nuevas funciones. O, volviendo a las metáforas, como si empleásemos la técnica para edificar una alta torre y la aplicásemos para elevar nuestra muralla mientras nos aseguramos de que esta no pierde su resistencia.

Una aspiración: el perfil multipotencial

En los últimos años se ha comenzado a popularizar un tercer perfil, aquel que posee conocimientos profundos en varias disciplinas distintas: el multipotencial. Lo interesante, en este caso, es la capacidad de usar aprendizajes obtenidos mediante la especialización en una rama para alcanzar soluciones en otra que, en principio, resulta totalmente distinta.

Para ilustrarlo, usemos la misma metáfora que venimos planteando a lo largo del texto: imaginemos que nuestro arquitecto de torres y murallas es también un amante de la repostería que quiere elaborar la mejor tarta de cumpleaños de la historia. Para ello, empleará sus conocimientos en cocina para dotarla de un buen sabor y sus conocimientos en técnicas arquitectónicas para hacer un pastel de varias alturas.

Más allá de lo cómico que han acabado resultando las metáforas de torres y tartas, la masterización de habilidades aparentemente distintas da como resultado perfiles laborales muy interesantes. Un ingeniero que domine la oratoria tendrá una mayor facilidad para llevar a cabo sus proyectos que otro que no consiga expresarlos correctamente; o un profesional de ventas, con conocimientos sobre los procesos psicológicos que entran en juego en las relaciones humanas, podrá controlar mejor las situaciones que deriven de una negociación.

A diferencia del generalista, que posee múltiples conocimientos, el multipotencial se define como un experto en aquellas que aborda. Este tipo de perfiles resulta más interesante cuanto más única sea la combinación de habilidades y por ello, me gusta plantearlo como una aspiración para generalistas y especialistas. Todos tenemos aficiones y gustos más allá de nuestros trabajos, actividades de las que disfrutamos aprendiendo y masterizando. Dedicar tiempo a este tipo de acciones es importante para mantener un equilibrio en nuestras vidas, pero, además, suponen una excelente oportunidad de adquirir competencias que podemos aplicar en nuestro día a día.

Qué perfil es más efectivo en la comunicación

Un gabinete de comunicación, por lo general, contiene perfiles diversos. Resulta imposible categorizar los procesos que entran en juego a la hora de ejecutar con éxito un plan de comunicación (anticipación, creatividad, redacción, enfoque periodístico, negociación, innovación…), dado que cada cliente tiene necesidades específicas y en pocas ocasiones similares.

Por ello, resulta esencial que especialistas y generalistas unan fuerzas y trabajen, desde la empatía, para profundizar en cada cliente y ofrecer un servicio de calidad.  El mejor ejemplo de ello es nuestra agencia, donde confluimos periodistas, ingenieros, psicólogos, economistas, diseñadores gráficos, artistas plásticos o sociólogos para ofrecer un servicio integral de comunicación.

Por este motivo y porque la comunicación se encuentra en un continuo proceso de cambio, es una disciplina que, bajo mi parecer, se enriquece enormemente de nuevos enfoques y el conocimiento en otras disciplinas.

Si optas por especializarte en comunicación, no dejes de explorar nuevas vías y no pierdas el gusto por aprender. Puede que algún día tu habilidad para hacer torres y tartas sea de gran utilidad.

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