Entre pandemias, volcanes y metaversos, hay días en los que la diferencia entre realidad y distopía es prácticamente imperceptible. Durante los últimos dos años, nos hemos resignado a aceptar una evidencia tan terrorífica como inevitable: la nueva constante es el cambio. Ante este nuevo paradigma, muchas empresas han tenido que cambiar la forma de llegar a su audiencia. Distribuir una nota de prensa a una base de contactos kilométrica, ya no es suficiente…
Con la pandemia (y catástrofes varias) copando la primera plana de los periódicos, captar la atención del consumidor y de los periodistas a través de este medio se ha convertido en una tarea cada vez más ardua. Por eso, ahora más que nunca, es el momento oportuno para que las empresas dejen atrás prácticas de comunicación y PR en desuso y, en su lugar, apuesten por implementar una verdadera estrategia de comunicación transversal.
Es aquí donde entra en juego el inexorable papel de las agencias de comunicación que, como expertos en ella, deberán mantener la mirada a largo plazo y hacer una escucha activa y permanente del entorno para tener un mayor margen de reacción y, así, poder asesorar al cliente con la mayor precisión posible.
Estas son algunas de las claves y cambios de tendencias que, desde mi breve (pero intensa) experiencia como consultora de comunicación en comma, he podido observar en el día a día de nuestro trabajo:
Claves para una comunicación estratégica más efectiva
Hipersegmentación del mensaje
Personalizar el mensaje es clave para comunicar. Por el contrario, la divulgación masiva, de forma reiterada, de un comunicado a una gran audiencia, puede compararse a aquel candidato que envía indiscriminadamente su currículum a cualquier parte, sin que exista una vacante y sin saber ni siquiera a qué puesto está optando. Las probabilidades de que su candidatura acabe en el buzón de Spam son casi tan altas como cuando se envían notas de prensa corporativas a cientos de contactos en prensa sin haberlos filtrado. Por tanto, para que el mensaje llegue de forma satisfactoria a la audiencia deseada, este se debe presentar siempre bajo diversos enfoques personalizados en función del receptor al que se quiera llegar.
De la palabra a la acción
El storytelling, tal y como definió nuestra CEO en un antiguo post, es “el arte de contar historias a partir de una idea o un mensaje para conseguir conectar la empresa con sus distintos públicos objetivo”. Es el guion de la historia corporativa que engloba la filosofía y los valores intrínsecos de la compañía y es, sin duda, una herramienta comunicativa de enorme eficacia. Sin embargo, la sobreexplotación errada que se ha llevado a cabo de esta técnica durante los últimos años, ha popularizado la percepción de que, en ocasiones, el storytelling es simplemente un mero apilamiento de historias vacías. Y es que, aunque tener un mensaje bien definido y segmentado es clave, si los ‘claims’ de una empresa no vienen respaldados por acciones reales y concretas, no tenemos mensaje, sino humo.
Menos canales, pero más efectivos
En un contexto hiperdigitalizado como el actual, el número de canales que existen para llegar a una gran audiencia es casi infinito, pero no por ello debemos hacer uso de todos. Las empresas deben ser coherentes y dedicar tiempo y recursos únicamente a aquellos canales que encajen con su marca y con su audiencia clave. Eficacia por encima de cantidad, siempre.
Presencia online
En tiempos en los que impera la ley del algoritmo y la incesante búsqueda de la codiciada viralidad, sorprende cuando nos topamos con empresas que deciden, voluntariamente, no formar parte de este potente escaparate. Hace unas semanas, la empresa internacional de cosméticos Lush, anunció que iba a cerrar todos sus perfiles de Facebook, Instagram, Snapchat y TikTok hasta que “estas plataformas puedan ser un entorno más seguro para quienes las utilizan”. En este caso, la decisión de Lush se trata de un claro posicionamiento de marca, pero que está muy alineado con su discurso como compañía. Por tanto, aunque para muchos pueda parecer demasiado arriesgada o, incluso, contraproducente, a simple vista, es una decisión coherente con los valores que siempre ha promulgado (dentro de unos meses podremos ver si ha sido acertada o no). En cualquier caso, tener una presencia online conlleva recursos y una enorme responsabilidad y, por tanto, las empresas que decidan tanto unirse como dejar las redes, deben hacerlo siempre con sentido común y coherencia.
En definitiva, la rapidez vertiginosa con la que ha cambiado el mundo en estos últimos meses nos ha demostrado que, tanto empresas como agencias de comunicación, debemos ser más líquidos y versátiles que nunca y apostar por estrategias innovadoras que se adapten al entorno cambiante en el que vivimos. No se trata de desechar por completo las prácticas tradicionales de la comunicación analógica, sino considerarlas como una parte más del proceso en lugar de como su epicentro, exprimiendo todas las capacidades que ofrecen los medios tradicionales, pero también el universo audiovisual y digital. Ante todo, adaptarse, atreverse y, sobre todo, ser coherente entre lo que hacemos y lo que somos.