bienvenida comunicación consciente

Bienvenida, comunicación consciente

Silvia Albert

Un diciembre más, me aproximo al fin de año con la ilusión de cerrar estos 365 días con una reflexión profesional desde la experiencia de lo vivido. O varias. Pero esta vez tengo ciertos reparos en hacerlo como siempre. No me apetece sucumbir al tirano algoritmo y me voy a dejar llevar. Veréis Mr. Google que varapalo nos va a dar.

Durante 10 años, desde wellcomm – nuestro spin off que revolucionó la selección de profesionales de la comunicación y que pilotó aquel proyectazo pionero – Perspectivas wellcomm– apuntalábamos las perspectivas comunicativas para el año entrante como si se tratara de consultar al Oráculo de Delfos que hablaba a través de la voz de grandísimas y grandísimos profesionales. A estas le han seguido perspectivas de todo tipo y colores, descafeinando, desde mi humilde opinión, un trabajo profundo, analítico y de largo plazo, rico en opiniones y trayectorias. Cumplida la tarea y con un enorme catálogo de aprendizajes, además de una larguísima lista de profesionales y amigos/as, hemos decidido darlo por concluido este año con la satisfacción del objetivo cumplido. ¿Significa que no hablaremos de perspectivas? Buena pregunta… ????

El reparo que apunto al principio de estas líneas se circunscribe a que apuramos este diciembre con un montón de preguntas en busca de respuestas. Esto es algo que estoy segura encantará a la provocadora María Ángeles Quesada, que nos anima a activar la virtud de pensar en estos tiempos revueltos. ¡Me encanta esta provocación! Cuanto más mayores somos, menos certidumbres tenemos. Y lejos de preocuparnos, en comma, nos estimula.

Caminas, aprendes, investigas, tropiezas, te reflejas, te sacuden, te abrazan, te avergüenzan, te felicitan, te aman, te odian… y todo ello va perfilando en ti un contorno que hace que seas tú en permanente transformación, intentando redibujar un perfil hasta ahora inesperado y difícil de delimitar. Bienvenido, antifrágil.

Pero… ¡ay, la vida! tan puñeteramente enrevesada ella… que nos pone delante – y hasta que las superamos- las pruebas más reveladoras. Ya se ha hablado mucho de la pandemia, de la resiliencia, el teletrabajo, la realidad virtual, la digitalización… como si fueran temas del pasado, aparecen nuevos retos:  la web3, el dato (grande y pequeño), el metaverso, la automatización, los tokens, la desintermediación… “Los humanos somos malísimos imaginando el mundo a 10 años vista”, pero es lo que nos toca.

Por eso, lejos de aplicarme en determinar cuáles son los retos del sector de cara a 2022 voy a hacer un doble ejercicio: por un lado, voy a ponerme en cueros y revelar los tres retos a los que comma se ha tenido que enfrentar este año y de los que hemos salido relativamente victoriosas; no, perdón, ¡victoriosas!; por otro, contar qué nos pre-ocupa (sin quitarnos el sueño) y nos tiene trajinando en las cocinas de los hábitos y costumbres.

Allá voy.

Retos superados

1.- ¿Resiliencia? ¿What resiliencia?

Cuando ya nos sabíamos las respuestas, nos cambian las preguntas.

Así es. Nos fuimos a casa de un día para otro cuando se desató la maldita pandemia que no nos da tregua.  Nos ajustamos a las nuevas condiciones con una flexibilidad sorprendente. Nos hicimos nuestro espacio laboral, ajustamos los mecanismos de funcionamiento de nuestros hogares, aprendimos y desaprendimos muchas cosas… Y cuando ya empezábamos a coger velocidad de crucero, la cabeza nos dice que el cuerpo necesita que volvamos a vernos, a tocarnos, a abrazarnos. Volvimos a abrir Fuencarral 121 a pesar del poco cariño con el que nos trató el casero. Humano no es su apellido, no. Y, sorprendentemente y a pesar de las ganas, nos resistimos con uñas y dientes. He leído por ahí esta frase con la que estoy tan de acuerdo: “la nueva constante es el cambio”; pero somos animales de costumbres. Nos tuvimos que reprogramar hasta que conseguimos establecer una sistemática ecuánime, lógica, justa, eficiente… La verdad es que, no sin cierto esfuerzo, le cogimos ganas a eso de volver a reunirnos, y los últimos días estábamos allí más de los que tocaban por turno. Volvíamos a interactuar con pasión, eso que tanto nos caracteriza.

2.- Más allá de ti

Lejos de lo que pudiéramos haber pensando, la pandemia nos acercó mucho más a nuestros clientes, convirtiéndonos -de verdad y en firme- en ese socio que siempre ansiamos ser. Acompañar en el identificar qué duele para encontrar la mejor solución – aumentando la capacidad de los servicios prestados hasta ahora- nos ha posicionado mucho más allá de la tradicional responsabilidad que se le exige a una agencia. El sustantivo ‘agencia’ empieza a quedársenos pequeño. Recibir de tus clientes el máximo reconocimiento posicionándonos entre las 10 primeras consultoras de comunicación en España por satisfacción de clientes en el informe PR Scopen 2021/2022, ha supuesto la confirmación de la buena orientación de nuestro propósito. Ha sido tiempo de poner en valor nuestro trabajo, experiencia, recorrido, éxitos. Además, fieles a nuestro decálogo, dijimos adiós a alguna empresa que no supo respetar el juego limpio. Mola mucho ser comma.

3.- Crecer y aumentar la familia

No quiero ponerme nostálgica. De aquel despachito en la calle General Pardiñas a la comma que somos hoy, solo han pasado 23 años y mil reinvenciones sin perder la esencia. Nos espera A15@, esa atmósfera que nos acogerá de una forma muy especial. No puedo contar mucho más. ¡Sorpresa!

2021 ha supuesto un crecimiento en todos los sentidos y nuestra familia es hoy mucho más numerosa, más experimentada y multidiscipliar que antaño porque debemos (y queremos) ser capaces de ofrecer ese talento con un enfoque mucho más amplio que con el que empezamos. Creció la familia comma en clientes y en profesionales. Se que nuestras/os profesionales son un caramelito atractivo para el sector (¡qué insistentes os ponéis algunas!) pero ser comma es un plus difícil de plagiar. Ya lo siento… ????

Fruto de este crecimiento es el trabajo llevado a cabo desde el departamento de análisis de datos que, entre otros frutos, ha presentado el informe sobre Narrativas, cobertura y líderes de opinión sobre ODS y Agenda 2030, un trabajo en profundidad y cuyas conclusiones no dejan de sorprendernos. A este informe le han acompañado muchos otros que permiten poner al servicio del dato la estrategia más óptima y fundamentada.

Lo que 2022 nos pone por delante

No se si os voy a resultar un poco “hierbas” pero creo que el próximo año, nuestros máximos retos van a estar más cerca del alma que de la cabeza, no porque no vayan a ser importantes la tecnología, la digitalización, el data, la IA… sino porque ya estamos en ello, no es nuevo. Lo nuevo es lo profundamente humano.

1.- Comunicación consciente

Me viene a la memoria el Triple filtro de Sócrates. El filósofo le dijo a un conocido cuando le vino a contar no sé qué pamplina sobre un amigo suyo: lo que vas a contarme, ¿realmente es cierto? (verdad), ¿es algo bueno? (bondad), ¿sirve para algo? (utilidad). El mundo está infoxicado; y nosotros con él. Abarrotados de creencias y sin apenas pensamiento crítico nos entregamos a los fanatismos que tan bien alimentan las noticias falsas en esta ceremonia de la confusión. Todos/as somos un poco responsables. Esos memes, esos enlaces a noticias no verificadas, ese fácil acoplamiento a las cámaras de eco que tan bien nos devuelve nuestros propios pensamientos…

Es el momento de tomar consciencia sobre lo que decimos, sobre lo que contamos y cómo lo contamos. Y aquí, muy señoras/es nuestros/as, las/los profesionales de la comunicación tenemos mucho que decir/hacer. Es tiempo de la comunicación consciente. Asesorar desde el sentido común, desde ese principio de honradez y responsabilidad con el que tenemos que guiar a los que ponen en nuestras manos su relato para no jugar más el juego sucio de la desinformación. Entramos en el farragoso territorio de la ética. ¡Cuánto por comprender!

2.- Sostenibilidad no es solo verde

Personalmente creo que este es el gran reto de las empresas, y también de las personas, o sobre todo de estas, de cada uno/a de nosotros/as en los próximos años. Y por sostenibilidad no me refiero únicamente a ser verdes y muy ecológicos sino a alinearnos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el más amplio sentido. E incluso voy mucho más allá, a mirar dentro de casa/empresa qué cosas no pueden seguir haciéndose de una determinada manera.

No, los ESG no pueden ser únicamente unas siglas ni un concepto ligado única y exclusivamente a la inversión. Es una filosofía de vida. Es una toma de consciencia, de rumbo, que debemos decidir si tomar o no. Nos contactaba hace muy poco una importante empresa para que les ayudáramos a definir su política de RSC. Cuando entramos en la parte de la implicación del presidente y de su equipo directivo necesario en todo el proceso (en el que, por cierto, no hay ni una sola mujer) nos advirtieron: “no, no, esto no puede suponer ningún cambio para la organización ni tiempo de dedicación por su parte”. No es serio.

No, los ESG no pueden ser la mejor herramienta para el green marketing. Señores, señoras, la policía no es tonta. Solo hay que darse una vuelta por las páginas web de muchas compañías para destapar afirmaciones sospechosas sobre sus prácticas y/o creencias sostenibles.

Estamos convencidas de que no se puede prescindir de las empresas para construir un modelo equitativo y regenerativo, y nosotros/as tenemos mucho que ver en todo esto. A veces, se nos olvida. Debemos empezar a tratar a las personas como ciudadanos y no solo como consumidores, ciudadanos que tienen en cuenta la responsabilidad y sostenibilidad en su relación con las empresas. La transparencia y la ética son los nuevos superpoderes en la era digital. Lo cuenta de lujo Pablo Herreros y eso tiene que ver mucho con la razón de ser de las empresas.

Y esto viene de largo. Os dejo este apunte de mi admirado narrado Xaime Mariño en su maravilloso arte de contar historias. Esta sobre la primera acción documentada de RSC. Posiblemente haya muchas otras y más antiguas, pero dado que estamos en época navideña, no está de más hacer este guiño al reno Rudolph que nos resulta tan acertado.

3.- ¿Talentos? ¿Personas? ¿Empleados?

No sé cómo nombrarlo sin correr el riesgo de ser imprecisa. Sea como fuere, sabéis a qué me refiero: todas las personas que desarrollan una labor profesional tanto en el ámbito de una empresa como por cuenta propia pero que ponen su conocimiento al servicio de un tercero.

La Pandemia nos ha mostrado un nuevo mundo laboral sin limitaciones e incluso, sin fronteras. Marc Vidal habla en el vídeo que os he enlazado más arriba de “talentos móviles con visas nómadas”. ¿Cómo se están ajustando las empresas a estas nuevas circunstancias? ¿Qué haremos para gestionar ese aumento del abandono laboral? Elevadas cargas de trabajo, agotamiento psicológico por la pandemia, teletrabajo obligado o negado, conciliación… El nuevo mercado laboral está por definir y es ahora cuando tu reputación es el único referente para atraer y retener talento.

El propósito es el faro. ¡Y qué difícil es dar con él! Los profesionales estamos tomando conciencia de nuestro papel en esta escena; ya no somos profesionales pasivos. Al igual que consumimos según unos criterios determinados, trabajamos (o buscamos trabajar) con unas coordenadas claras del tipo de empresas/marca con la que lo hacemos. Vuelve a no valer todo.

No van a ser retos fáciles, lo sabemos y eso nos hacer más fuertes. Proponemos poner en común todo este talento para hacer que nuestra casa sea una gran casa, la casa en la que todos queremos vivir. ¿Te sumas?

¡Feliz 2022!

Ya acabo, lo prometo. El año que dejamos atrás ha sido intensito, intensito, pero enormemente satisfactorio. Cerramos felices y orgullosas/os.  Toca recargar pilas y volver a darlo todo en un escenario que se nos desdibuja a cada paso que damos. ¡Y eso nos gusta!

Gracias a todas las personas que nos hemos encontrado/leído/conocido este año. Vosotros, vosotras, sois las que nos habéis hecho crecer, amar lo que hacemos, desear aprender y aprender, y tomar la responsabilidad consciente de aportar unos granitos de arena que hace que esto esté mereciendo realmente la pena.

Buena salida y entrada de año. Desde comma, con amor.

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