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Un nuevo curso que nace sobre incógnitas

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Si alguien nos preguntara ahora qué previsión de curso tenemos en este momento, lo más seguro es que tuviéramos que decir que se basa, esencialmente, en incógnitas.

No sabemos nada de lo que puede ocurrir a una semana vista, como para identificar cómo será el nuevo comienzo de curso. ¡Quedan más de 4 semanas! En esta nueva vida, eso es toda una vida.

Pero, a pesar de vivir en la mayor de las incógnitas, propongo, de cara al nuevo curso, 4 claves de supervivencia con el objetivo de afrontarlo desde otra perspectiva.

Clave 1: descansa

Parece una obviedad, pero han sido meses muy intensos; meses de enfermedad para algunos, de pérdidas para otros. Han sido días y días de saturación, de soledad, de miedo, de dudas, de trabajo sin final, de calmar ánimos, de dedicar horas y horas a lo que antes hacíamos en menos tiempo, de enfocarnos en dar más de lo que nunca hubiéramos pensado que tendríamos algún día que dar…

El disco duro se ha saturado. Está al borde de griparse, de estallar en mil pedazos imposibles de reunificar. Por eso, te vayas o no te vayas fuera de tu ámbito geográfico, debes descansar.  Parar, cambiar el ritmo, utilizar más las manos que la cabeza, dejar que se enfríe el engranaje mental que ha estado a mil revoluciones durante estos meses y que se ha sobrecalentado.

Leer, pasear, meditar, hacer yoga, no hacer nada… Comer despacio, comer bien; saborear un buen vino, una buena siesta. Disfrutar de ti y de los demás. Cosas sencillas, al alcance de todos y muy recomendables. Desconecta, en la medida de lo posible, de los miedos que nos rodean y abraza la paz del poder del ahora.

Clave 2: Penélope

Pienso mucho en otros momentos clave de nuestra historia (guerras mundiales, pandemias, catástrofes naturales, guerras civiles…) y todos ellos han traído, como mínimo, un cambio de paradigma. Todos los seres humanos, cada uno en su momento, debieron cambiar su forma de pensar, de proceder, de procesar la información, de vivir… Es, sin duda, tiempo de cambio. Hacer para deshacer el traje de nuestra propia vida como si de penélopes se tratara, porque nuestro yo ya no será nunca el mismo y necesita ir amoldándose a las nuevas medidas, esas que cambian cada equis tiempo. Así que toca hacer y deshacer, hacer y deshacer… hasta que encontremos la pieza que mejor nos encaje en un mundo cada vez más inverosímil.

Lo apuntaba Prodigioso Volcán en su acertadísimo documento Exploratorium 2020 al hablar del paso de entornos VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) a espacios VULCAN (volatilidad, incertidumbre, líquido, complejidad, ambigüedad y ruido) A ver cómo tejemos nuestro traje ahora…

Clave 3: flexibilidad

Consecuencia de la clave anterior, no nos queda más remedio que ser flexibles, abiertos y cuestionarnos hasta el infinito. Lo que ayer valía puede que ya no valga hoy. Nuestros criterios de ubicación, modelos de trabajo, reporting, atención al cliente, audiencias, consumidores… están sufriendo la misma transformación que nosotros mismos por lo que es urgente y vital salirnos de la caja para ver la fotografía desde fuera. Aquellos que se empecinen en seguir haciendo lo mismo en una loca carrera por “volver a la normalidad” que ya nunca será la misma, estarán eligiendo el camino sin salida. ¿Significa eso que debemos romper con todo lo que hemos hecho hasta ahora y con cómo lo hemos hecho? Sí y no.

Sí, porque han sido estos modelos los que nos han traído hasta aquí y muchos de ellos se han mostrado fallidos: usos y abusos indiscriminados de los recursos naturales, modelos de producción cero sostenibles, falta de transparencia, ignorar a los públicos internos, búsqueda indiscriminada de réditos financieros, falta de escucha…

Sea cual sea nuestro pecado y el tamaño del mismo es tiempo de renunciar a la rigurosidad de nuestras propuestas y hacernos mucho más flexibles para poder afrontar con criterios de éxito lo que está por llegar como los juncos que se doblan pero siempre siguen en pie del Duo Dinámico que tanto nos han acompañado durante el confinamiento.

Y no, porque necesitaremos de nuestra experiencia y sabiduría para poder amoldarnos a las nuevas circunstancias, poniendo más énfasis en todo lo que hasta ahora teníamos un tanto olvidado y que debemos, por justicia universal, recuperar o por lo menos, poner en valor. Es tiempo de recuperar la coherencia entre lo de decimos que somos y lo que somos; entre lo que decimos que hacemos y lo que realmente hacemos. Es el tiempo de la gobernanza, la de verdad, no la de boquilla; tiempo de hacer empresas y organizaciones más humanas, más sostenibles, más equitativas, más sensatas, más comprometidas.

Clave 4: más humanidad

Desde el punto de vista de la comunicación, una de las evidencias que han quedado al descubierto durante esta pandemia ha sido la importancia de los públicos internos, los eternos olvidados de empresas, organizaciones, organismos, etc.

Han sido estos los que han salvado la casa de la quema. A pesar de que han sido los más afectados (EREs, despidos, reducciones de sueldo, teletrabajo, conciliación…) aún no he escuchado a nadie que me dijera que alguno de ellos ha dado un paso atrás, ni siquiera un paso al lado.

Han sido todos los trabajadores los que han demostrado que, en momentos difíciles, sus casas (entendiendo por éstas sus responsabilidades laborales) estaban por encima de todo y de todos. Podríamos empezar por los sanitarios; pasar por transportistas, taxistas, voluntarios, cocineros, periodistas… hasta todos y cada uno de nosotros que ha cumplido al ciento veinte por cien con las necesidades de sus respectivas organizaciones. No seré la única que ha escuchado a amigos o familiares decir que, a pesar de estar en ERTE, han trabajado más horas de lo normal; o que se han hecho trabajos por los que no se ha podido cobrar; o…

Esto no es sino una demostración de la valía humana que está detrás de cada uno de nosotros y ello, sin duda, deberá hacer pensar a las organizaciones que tienen que estar a la altura, hacerse mucho más sensatas, cercanas, justas… con sus propios empleados.

Confío que, en cuando todo esto pase, y esperamos que sea pronto, las empresas habremos empezado a ser diferentes… En definitiva, más humanas.

Buenas vacaciones, buen descanso y ¡feliz verano 2020!

Imagen: Pixabay



 

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