El auge de las redes sociales, y la concentración de información que en ellas sucede, las ha posicionado como los medios de difusión y comunicación más relevantes de nuestros días. Este hecho implica una serie de consecuencias sobre cómo entendíamos y entendemos el ecosistema digital y de medios. Y también nos hacen plantearnos las redes sociales, no como meros espacios neutros, sino como actores clave en la mediación de la circulación de información hoy en día.
La información digital es, y todo apunta a que seguirá siendo, el formato más representativo dentro del sector de comunicación. Cada vez son más las empresas, instituciones y personajes públicos que dependen de estas plataformas digitales y redes sociales para conectar con sus públicos. Es por ello, y porque estas tienen sus propias lógicas de visibilidad y relevancia, que no debemos obviar las fuerzas e influencias que hay detrás.
La importancia del medio: lógicas de visibilidad y segmentación en redes sociales
Existen varias tendencias que están impactando directamente en la difusión y circulación de información en los espacios digitales. Los algoritmos de recomendación se basan en información de cada persona, de tal forma que ofrecen un contenido personalizado según los gustos y visiones del mundo de cada una de ellas. Lo que Pariser denominó filtros burbuja, que tienden a exponernos a puntos de vista similares o afines al propio, provocando así un sesgo informativo o hiperpartisanismo (la falsa creencia de que el mundo es tal y como nosotros lo observamos), al amplificar los sesgos de confirmación, la tendencia inconsciente a creernos la información que reafirma nuestras convicciones e ideologías.
La evolución de estos filtros burbuja son las echo chambers o cámaras de eco: al recomendarnos perfiles afines a nuestros gustos y visiones, crece la tendencia a rodearnos de personas que piensan como nosotros, lo que implica aislamiento y sesgo. Como consecuencia, se incrementa la difusión de desinformación, donde la lucha contra las fake news sigue siendo una cuenta pendiente, como adelantaba nuestro compañero Oliver en su post sobre las tendencias en redes sociales en 2021. En última instancia, todo ello deriva en polarización.
La economía de la atención: el rol de los medios de comunicación de masas
Esta mezcla de hiperpartisanismo y viralización de controversia son dos de las causas principales de la polarización política y circulación de desinformación. Y el rol de algunos medios de comunicación es clave en la circulación de contenido contencioso, debido a las técnicas que usan para atraer visitantes a sus webs mediante la publicación de titulares sensacionalistas o clickbait.
Con respecto a la jerarquización de contenido, cada plataforma ofrece unas lógicas de visibilidad y atención diferentes, aunque todas ellas tienen una tendencia a realzar el contenido que genera mayor número de reacciones. Esto favorece la viralización de controversia (las publicaciones controvertidas tienden a generar más reacciones por ambos lados y los algoritmos otorgan más visibilidad a ese contenido). Como resultado, encontramos confrontamiento. Como dice el ciberactivista y teórico de medios Ethan Zuckerman (ver tweet insertado), no se trata únicamente de polarización ideológica (izquierda-derecha); nos referimos a una confrontación del Yo/Nosotros frente a “la otredad”: aquellas personas, grupos y movimientos que no sólo no pertenecen a nuestro entorno, sino que, cada vez más, tendemos a ver como una amenaza a nuestro propio modo de vida.
La digitalización de la comunicación ha provocado el auge de lo que se conoce como la economía de la atención, que considera la atención como un bien mercantil (cuanta más atención, más ingresos) y, de esa forma, busca monetizar el interés del público. Esto ha transformado los modelos de negocio de los medios de comunicación, que ahora buscan enganchar a sus lectores y atraerlos a sus páginas webs para poder generar ingresos publicitarios. Técnicas como el clickbait son recursos cada vez más utilizados por algunos medios informativos, que publican titulares sensacionalistas con la intención de que el usuario pinche en la noticia para acceder al contenido completo.
La geopolítica de las infraestructuras tecnológicas
La infraestructura tecnológica se ha convertido en un actor clave en la geopolítica. Desde el bloqueo de Donald Trump en Twitter a la inacción de las empresas de redes sociales en la difusión de desinformación en torno a elecciones políticas mediante bots; o la circulación y amplificación de discursos de odio; desde la adaptación de los modelos de negocio a la economía de la atención a los sesgos a los que nos exponen las lógicas de las plataformas. Debemos tomar consciencia del entorno en el que nos movemos, y actuar en consecuencia.
Es por ello por lo que, por un lado, necesitamos exigir mayor regulación y transparencia en el papel que juegan las redes sociales en la mediación y jerarquización de contenido; y, por otro, debemos implicarnos y buscar más conocimiento sobre los espacios digitales y las lógicas que las gobiernan, para hacer un uso consciente y moderado de las mismas.
No debemos entender las redes sociales como un campo de batalla en eterno conflicto. Es importante entender que las redes dan más visibilidad al contenido controvertido, pero también pueden ser un espacio donde construir y conectar iniciativas por el bien común; podemos reformularlas, convertirlas en un ecosistema de diálogo, encuentro y discusión. Para ello necesitamos salir de nuestras burbujas, seguir y leer a personas y medios con los que no estemos necesariamente de acuerdo, dejar de atender y amplificar las dinámicas tendenciosas y dañinas, cuestionarnos la naturaleza y objetivo de ese contenido antes de lanzarnos a responder, y escuchar y dar altavoz a aquellas iniciativas y voces que planteen debates sanos y constructivos. Estamos experimentando grandes y profundos cambios con las tecnologías digitales, una mirada crítica es tanto crucial como imperativa.
En Twitter, cuentas como @nolesdescasito o @CibeRespect promueven un uso de las redes más constructivo, exponiendo la desinformación y los discursos de odio y difundiendo técnicas para evitar caer en dinámicas sensacionalistas. Otros colectivos e iniciativas como @derechosdigital, @esmihuella o @PantallasAmigas se centran en los derechos digitales, la concienciación ciudadana y el uso responsable. La vida y el mundo pueden ser lugares y no-lugares llenos de luz y buenas bondades, sólo hay que saber dónde mirar.
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