La responsabilidad social corporativa (o responsabilidad social empresarial, RSE) hace referencia a una forma de gestión en la que la toma de decisiones -idealmente, en todos los niveles- tiene en consideración el impacto que tiene la actividad de la organización en su entorno, buscando que dicho impacto sea positivo o, en el escenario más conservador, no sea negativo para todos sus grupos de interés.
Cuando hablamos de RSC siempre tomamos en cuenta las 3 dimensiones en las que una empresa debe medir sus alcances: económica, social y ambiental. Todas estas dimensiones se interrelacionan y son esenciales para asegurar que la estrategia de una organización es integral y saludable.
Por ejemplo, si la entidad toma decisiones que tienen como objetivo maximizar su rentabilidad, reduciendo costes operativos que implican un alto nivel de contaminación ambiental, o peores condiciones para sus trabajadores, no se están aplicando los principios de responsabilidad social.
Principios básicos de la RSC
Todo comienza con buenas intenciones, pero a medida que el concepto y, sobre todo, la importancia de la responsabilidad social corporativa se va adoptando de forma generalizada, son necesarios parámetros comunes que le den la seriedad correspondiente como estrategia de gestión en la mayor cantidad de empresas posible.
De este modo, se han ido elaborando guías y estándares que aportan claridad, no sólo a las empresas, sino a quienes evalúan la información que éstas comunican respecto a sus políticas de responsabilidad social. Es el caso de la norma ISO 26000, un estándar internacional que ofrece una guía de buenas prácticas y recomendaciones para aplicar correctamente la estrategia de RSC.
Los siete principios fundamentales de la responsabilidad social corporativa
Según esta norma, los siete principios fundamentales que considera las raíces de un comportamiento socialmente responsable son:
- Responsabilidad (accountability)
- Transparencia
- Comportamiento ético
- Respeto de los intereses de losgrupos de interés (stakeholders)
- Respeto de la legalidad
- Respeto de las normas internacionales de conducta
- Respeto de los derechos humanos
En resumen, los principios básicos de la responsabilidad social corporativa tienen que ver con observar una conducta de respeto hacia todos los grupos que, directa o indirectamente, se ven afectados por la actividad de una organización.
Podría considerarse que esto es una obviedad, pero en realidad es necesario establecer estos códigos de comportamiento para evitar que la búsqueda implacable de maximización de beneficios deje en segundo plano el bienestar colectivo, la equidad, la justicia social y la protección del medio ambiente.
Pero, ¿cómo se mide la Responsabilidad Social Corporativa?
Tan burda como puede sonar esta pregunta, es la expectativa de que haya una sola respuesta concreta. Existen infinitas variables, perspectivas, realidades, metodologías… en las que se puede aplicar la RSC y ser considerada ‘efectiva’.
Sin embargo, muchas empresas han caído en el tan sonado greenwashing -y otros como pinkwashing o whitewashing-, que consiste en un lavado de imagen que quiere hacer creer que una empresa es sostenible simplemente por aplicar una medida o lanzar una campaña superficial, que en realidad se convierte en una estrategia de marketing y no en un verdadero factor de transformación dentro de la organización.
Normativas y estándares de la RSC
Es en este sentido que gobiernos, organizaciones internacionales, académicos y muchas instituciones más, interesadas en un real compromiso y accountability, sobre todo de las grandes corporaciones, han ido dando forma a normativa y a estándares que aceleren el proceso de formalización de la incorporación de la RSC a las empresas.
Un ejemplo de normativa en España es la Ley de información no financiera, aplicable a entidades con más de 250 empleados (sumado a otras condiciones) que, a su vez, se apoya en los estándares GRI como referencia para organizar el tipo de información que debe comunicarse, aunque luego puedan aplicarse otro tipo de estándares, como los SASB.
Reflexión toma de decisiones sobre la responsabilidad social empresarial
En concreto, de lo que se trata es que cada empresa realice una profunda reflexión sobre sus impactos en su entorno y que se fije objetivos de mejora para convertirse en agentes transformadores de la sociedad en la que operan, sin dejar de lado que para que un negocio subsista debe ser rentable.
Hay distintos factores que analizar para entender de mejor forma qué tipo de decisiones deben tomarse:
- ¿Cuál es el tamaño de la organización?
- ¿En qué sector se desenvuelve?
- ¿Qué normativa aplica a la industria de la que forma parte?
- ¿Opera en territorio nacional o internacional?
- ¿Quién es el referente en el sector en temas de RSC?
- Etc.
RSC: ¿cuál es nuestro punto de partida?
Este punto de partida abre paso a un análisis de materialidad que permite distinguir cuáles son los puntos críticos de atención, al ser los que más afectan a los grupos de interés, y sobre los que la empresa puede actuar de forma directa.
Evidentemente, para comenzar a medir los resultados de la implementación de una estrategia de RSC, primero se debe conocer cuál es el escenario base, cuáles son los indicadores y los valores contra los cuales se compararán los resultados para determinar si se han logrado los objetivos.
Ya estamos lejos de esa idea incipiente que nos hacía darnos una palmadita en la espalda al hacer ‘algo’, que siempre es mejor que ‘no hacer nada’. La RSC ha evolucionado, ha madurado, ha dejado de ser confundida con caridad o filantropía; se ha convertido en un pilar imprescindible de gestión que debe ser considerado con la misma importancia que la gestión financiera o la del talento humano.
Cómo medir la responsabilidad social corporativa
Para medir la RSC existen algunos pasos fundamentales:
- Determinar los puntos clave de mejora (análisis de materialidad)
- Establecer indicadores para estos puntos
- Medir la situación inicial de estos puntos (pueden utilizarse herramientas digitales, como software de sostenibilidad)
- Definir los objetivos (no olvidemos que deben ser SMART)
- Medir la situación de los mismos indicadores después de llevado a cabo el plan de acción
- Comparar el escenario inicial con el escenario resultante de la implementación de la RSC
- Organizar y comunicar los datos
Por ejemplo, para mejorar el indicador de representación femenina en su órgano directivo, una empresa debe partir de la medición de la situación inicial (% de mujeres directoras en relación al total); establecer un objetivo (en dos años, debe incrementarse esta proporción en X%); y medir el resultado al final del periodo (qué porcentaje de mujeres directoras tiene la organización ahora).
El rol de la comunicación en la RSC
Para lograr verdaderos avances en materia de sostenibilidad, la transformación debe darse en el centro mismo de la organización, partiendo del compromiso de la cúpula directiva y pasando por políticas que impulsen el cambio en los procesos diarios de la empresa.
No se puede medir, ni mucho menos comunicar, una buena intención o una acción temporal cuyo objetivo sólo sea aparentar un modelo de sostenibilidad que no sea real.
Obviamente, en este contexto, la comunicación juega un rol fundamental durante todo el ciclo de una estrategia de RSC: en su definición, su implementación, la divulgación de sus resultados y las medidas de corrección, si fuesen necesarias.
La importancia de los stakeholders en la responsabilidad social corporativa
Esto se debe a que no puede determinarse los impactos de un negocio en sus stakeholders y las necesidades de estos sin una escucha activa y constante. La comunicación no funciona si no es bidireccional y lo primero que deben hacer los responsables de sostenibilidad de cualquier entidad es preguntar, escuchar, comprender… Además, esta escucha no se aplica una sola vez, sino que es parte del día a día de la estrategia de RSC.
Por otro lado, estos mismos grupos de interés, incluidos los reguladores, quieren conocer de forma clara los resultados de las organizaciones con las que se relacionan, de forma que comprendan los criterios que les afectan, al tiempo que los impulsan a tomar decisiones de consumo, fidelización, implicación, apoyo, legitimación, inversión, etc., respecto a estas empresas.
La comunicación, un vehículo para la divulgación de la RSC
La comunicación es la aliada imprescindible de una estrategia de RSC: apoya en su correcta definición y es el vehículo para su divulgación, lo que permite que las empresas transmitan información de forma honesta, consistente y comparable.
Si un negocio es coherente con su responsabilidad social, y a eso se suma que es transparente en la comunicación de la misma, la percepción en su entorno, tanto externo como interno, va a resultar favorable para continuar construyendo de manera sólida uno de los activos más delicados de toda organización: su reputación.