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Onboarding digital en una nueva empresa: aprendizajes tras un año de teletrabajo

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Incorporarse a una nueva empresa de forma totalmente remota es como empezar una relación sentimental a distancia: puede convertirse en una historia de éxito o en tu peor pesadilla. Desde mi experiencia, he aprendido que para salir triunfante hacen falta dos elementos fundamentales: la confianza mutua y tener un propósito bien definido. Pero, ¿cómo se construye una relación de confianza con un desconocido? ¿Se puede lograr a través de una pantalla?

El verano pasado, cuando aún seguíamos con la resaca del primer Estado de Alarma de la pandemia, tuve la oportunidad de incorporarme de forma remota a la consultora de comunicación comma, Un año más tarde, aquí sigo, trabajando desde la distancia, sin ‘ponerle cuerpo’ a la mayoría de mis compañeros (sus caras las conozco muy bien gracias a las videollamadas) y habiendo acudido a la oficina en tan solo una única ocasión. Si incorporarse a un nuevo trabajo ya da vértigo de por sí, hacerlo desde la soledad del salón de casa lo da aún más, especialmente si es tu primera vez. La buena noticia es que sobrevivir a un onboarding digital sí es posible. Estas son algunas de las cosas que he aprendido tras un año teletrabajando en la agencia de comunicación.

Consejos para un onboarding digital exitoso

  1. Comunicación efectiva: es el cimiento de cualquier relación fructífera, y cuando ésta se empieza a forjar desde la distancia, la claridad y la constancia se vuelven imprescindibles. Comenzar un trabajo o una nueva profesión (como fue mi caso) requiere aprender -y desaprender- mucho en poco tiempo; por tanto, es importante no dar nada por hecho y, en su lugar, perder el miedo a preguntar cuando no sepamos algo. Gracias a la tecnología, plataformas de comunicación, como son Slack, Zoom o Teams, por poner unos ejemplos, garantizan los canales necesarios de colaboración por equipos de una forma muy parecida a lo que se puede producir de forma presencial en las oficinas.
  2. Honestidad: es necesaria para construir el vínculo de confianza indispensable para que la relación a distancia funcione. Las primeras semanas de un aterrizaje digital pueden llegar a ser abrumadoras. Por eso, cuando te pregunten qué tal estás, responde con sinceridad: comparte tus primeras sensaciones, necesidades y dificultades que hayas detectado. Pide consejo a tus compañeros para enfocar o desbloquear algún tema, cada uno de ellos tiene algo valioso que aportar. Eso sí, es importante que la honestidad sea recíproca para poder tener claro cuál es tu rol y propósito en tu nuevo puesto de trabajo.
  3. Disciplina: cuando trabajas en remoto no hay nadie al otro lado de la mesa vigilando que estás haciendo tu trabajo; esa responsabilidad recae directamente sobre tus hombros, por eso debes ser más disciplinado que nunca. Encuentra las fórmulas que te permitan organizarte y motivarte mejor y cíñete a ellas. Aquí podrás encontrar algunos tips muy útiles que te ayudarán a maximizar el teletrabajo.
  4. Proactividad: la capacidad de anticiparte, de hacer visible tu trabajo. A veces, cuando teletrabajamos durante un periodo de tiempo prolongado, si no nos hacemos ver ni oír, corremos el riesgo de volvernos invisibles. A fin de cuentas, lo que no se conoce, no existe. Por eso es muy importante mostrar, (aunque sea a distancia) el valor que realmente aporta nuestro trabajo: proponer ideas, adelantar tareas, mostrar interés, etc.
  5. Socialización: este es uno de los aspectos que se suele desatender con mayor facilidad cuando se trabaja desde casa. Sin embargo, mantener el contacto entre compañeros es básico para conservar un clima laboral sano y productivo. Al igual que cuando entras a la oficina das los buenos días o aprovechas el descanso del café para charlar con algún compañero, cuando trabajamos en remoto deberíamos tratar de replicar y adaptar este tipo de interacciones, ya que, aunque aparentemente parezcan insignificantes, son cruciales para generar confianza y cercanía entre el equipo.

¿Tiene sentido volver a la oficina?

¿Se convertirá pronto la oficina en una reliquia del pasado? ¿O estamos predestinados a volver a ser prisioneros de la cultura del presencialismo tan propia de España?

En mi opinión, creo que el concepto de oficina, tal y como la conocíamos hasta ahora, sí que va a cambiar. Aunque me temo que el cambio no va a ser tan drástico como algunos ‘visionarios’ auguran, ya que, desafortunadamente, en nuestro país, el compromiso del trabajador sigue (erróneamente) ligado a su presencia en el puesto: cuantas más horas permanezca sentado en la silla, más comprometido y trabajador demuestra ser. Además, no podemos olvidar que el sistema productivo español está muy orientado a servicios, turismo y fabricación, por tanto, existen sectores donde teletrabajar sencillamente no es una opción.

Para mí el teletrabajo ha sido muy positivo, principalmente porque he tenido la suerte de formar parte de un equipo que ha hecho todo lo posible para que así sea. Sin embargo,  aunque mi experiencia personal trabajando en remoto haya sido muy satisfactoria, las necesidades y circunstancias de cada empleado son únicas y dispares. Por eso, siempre que sea posible, creo que las empresas deberían empezar a apostar por modelos más personalizados, híbridos y descentralizados, como hemos sabido implementar con éxito en comma. A fin de cuentas, al igual que el amor a distancia, el teletrabajo no está hecho para todos. Hay gente con ganas de regresar a la oficina y otros encantados con la idea de no volver jamás.

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