El “lado oscuro” del periodismo, así llaman muchos periodistas al trabajo realizado en las agencias de comunicación. Y así lo hacía yo hasta hace unos meses, cuando aún trabajaba en un periódico. Un concepto que parte de la idea de que, en una agencia, un consultor va a “vender” información, modificada a los gustos de sus clientes y sin tener en cuenta la veracidad de esta. No obstante, ¿son los medios de comunicación tan defensores de la objetividad? Hablemos de las dos caras del periodismo.
Periodismo y frustraciones tempranas
El periodismo es una de esas profesiones que se llaman vocacionales. Cuando comienzas a estudiar la carrera, te imaginas en The Wall Street Journal sacando a la luz un gran escándalo y luchas por defender la objetividad y mostrar la realidad de lo que está sucediendo. Hasta que llega el primer profesor de la universidad y dice aquello de “la objetividad no existe”.
Ese es solo el primer golpe que recibe la pasión de un joven estudiante ilusionado, que se repetirá la primera vez que pise la redacción de un periódico, radio o televisión. Ahí descubrirá que, por falta de recursos, pocos tienen la oportunidad de dedicarse a destapar grandes tramas y aún son menos a los que les dejan publicarlas, por intereses económicos o políticos. No nos olvidemos que los medios necesitan financiarse, y más aún en una época en la que los lectores ya no pagan por la información.
Agencias de comunicación: ¿El lado oscuro?
Con este concepto idílico de lo que es el periodismo, pocos son los profesionales que en sus primeros años se plantean trabajar en ese “lado oscuro”, en las agencias de comunicación. Y esto lleva a que la mayor parte de los redactores de los medios desconozcan el día a día de esta otra cara de la profesión.
Un desconocimiento que es, no obstante, recíproco y quien trabaja en una agencia tampoco sabe cómo es el funcionamiento diario de una redacción. Una situación curiosa teniendo en cuenta lo mucho que se necesitan ambos en un mundo con una cantidad cada vez más inabarcable de información. Pese a ello, hay algunos mitos muy arraigados a ambos lados, como los que analizamos a continuación.
Mitos de las agencias y de los medios de comunicación
Los medios cuentan la realidad y las agencias la “crean”
Si, como mencionaba antes, la objetividad no existe, esta idea debería quedar desterrada. Los medios de comunicación buscan reflejar la realidad, pero condicionantes que van desde la propia personalidad o forma de trabajar del periodista, hasta otros más complejos y a gran escala como la dependencia de los medios de los poderes económicos y políticos, hacen imposible que la información que se distribuya sea objetiva. Los lectores reciben una visión de los hechos, que además también buscan en función de su ideología o creencias.
Las agencias trabajan para empresas que quieren mostrar su visión de la realidad. Evidentemente, hay una parcialidad, porque las compañías no van a transmitir mensajes que puedan afectar negativamente a su imagen, pero eso no implica que se inventen esa información. Es decir, al igual que un medio políticamente de izquierdas o derechas, relatará las noticias con este sesgo, el sesgo de la información distribuida por una agencia surge de la empresa de la que nace ese mensaje.
Los periodistas quieren todo para ayer y las agencias no lo tienen hasta mañana
Las fechas de entrega de las informaciones solicitadas desde los medios a las agencias son un quebradero de cabeza para ambos mundos. Las redacciones dependen de la actualidad y esta cambia en cuestión de minutos, haciendo necesario reaccionar lo más rápido posible para poner a disposición del lector la información. Esta situación también se ha visto empeorada por la sociedad de la inmediatez, del aquí y el ahora. Queremos tenerlo todo en este mismo instante, independientemente de la calidad de lo que recibamos.
Las agencias de comunicación también trabajan pendientes de esa actualidad para ser capaces de reaccionar a las peticiones que llegarán desde los medios, pero las políticas internas de los clientes y su necesidad de verificar los mensajes para que no haya una reacción desmedida a una palabra mal comprendida hace que sus respuestas no puedan ser tan inmediatas. Una situación que también se deriva de la sociedad de la crítica – fomentada por las redes sociales-, en la que se busca cualquier frase o palabra para atacar al emisor.
Si lo que te gusta es escribir, no trabajes en una agencia de comunicación
En una agencia de comunicación, las tareas son de lo más variadas. Desde los resúmenes de prensa, hasta redactar comentarios con las opiniones de los clientes, tribunas de opinión, notas de prensa, preparar mensajes para entrevistas y organizar eventos atractivos. Eso quiere decir que los profesionales que trabajen en este lado del periodismo seguirán escribiendo, prestando sus habilidades redactoras a las voces expertas de sus clientes, aunque no verán su firma plasmada en los textos. Y aquí viene otro de los grandes problemas de la profesión: los egos.
El periodismo es una profesión vocacional, como decía al principio, pero esa pasión por dar un servicio a la sociedad se pierde en numerosas ocasiones y son muchos los redactores que se dejan llevar por la fama, por querer ver su nombre en las páginas de un periódico, y la información acaba quedando relegada por su propia figura.
Los periodistas se empeñan en cambiar los mensajes de las empresas
Las agencias de comunicación y sus clientes quieren que los comentarios o artículos que envíen a los medios no sean alterados por los periodistas. En la mayoría de los casos, estos cambios se aplican a titulares, para hacerlos más atractivos al lector. Es cierto que los medios abusan cada vez más del clickbait: teniendo en cuenta que los lectores no tienen tiempo para consumir toda la información disponible, solo leerán aquella que les atraiga por su titular. Esto lleva a caer en el sensacionalismo y abusar de frases que no reflejan el contenido real de la noticia.
No obstante, también es cierto, que si una noticia, por muy interesante que sea, no ofrece una primera imagen que la haga destacar del resto de contenidos, no llegará a ningún público. Por tanto, medios y agencias (y empresas) deben llegar a un punto de encuentro en el que ofrezcan contenidos interesantes e informativos.
Los medios y las agencias de comunicación, como decía al principio, se necesitan día a día. Entenderse cada vez más e ir dejando atrás muchos de los mitos que circulan entre sus plantillas es clave para hacer que ese trabajo y colaboración sea más sencillo y productivo. No hay lados oscuros ni defensores absolutos de la verdad.